Bajo un diluvio le llegó este miércoles la recompensa al ganadero alcarreño Polo Sáiz, por el buen juego de sus erales sobre el encharcado ruedo de Castellón. Para calibrar el éxito alcanzado, basta con asomarse a las páginas de El Mundo y leer la crónica del siempre riguroso Zabala de la Serna.
Del primero, dice el crítico taurino que era «un eral de precioso pelaje berrendo, capirote, recortado, bajo, apretadito, no paró de embestir en los albores de la tarde con una bravura encomiable, fijeza y repetición. Desde que pisó el ruedo hasta el final. Como anuncio de lo que sería la novillada». La finca de este todavía joven ganadero, Álvaro Polo, se encuentra en el término municipal de Ciruelas.
El mejor, el quinto
«Toda la novillada de Polo Sáiz vino preparada, en tipo con su línea pero bien alimentada. Y tuvo mucha vida y no menos fondo, siempre noble. El cuarto lo devolvieron por salir con un pitón partido y en su lugar salió un sobrero del mismo hierro, coloradito y berreón, incansable».
Y sobre el quinto, los elogios son aún más rotundos: «El eral fue sencillamente extraordinario».
La próxima cita la tiene este mismo domingo, 27 de marzo, en Hita, en una novillada benéfica muy interesante, con diestros de la provincia.