La Comisión Europea está preparando un ‘sello sanitario’ para bares, restaurantes y hoteles que cumplan con los protocolos anti Covid. Tendrá carácter voluntario y su objetivo será impulsar el turismo y la hostelería una vez se puedan ir levantando las restricciones adoptadas para contener la propagación del virus.
Bruselas ha solicitado que se desarrolle junto con la industria y los Estados miembros una herramienta voluntaria «como base para protocolos sanitarios y de seguridad» y que «ayude a informar mejor y prepare a las empresas turísticas para dar la bienvenida a sus clientes en total seguridad».
En busca de «una confianza total»
«Un sistema europeo claro para dar a la gente total confianza en los estándares de salud pública puede ser un verdadero paso adelante para dar claridad a los turistas, disipar preocupaciones y abrir la puerta para el próximo verano», defiende el Ejecutivo comunitario.
Este ‘sello sanitario turístico’ es una de las iniciativas contempladas en la estrategia que ha presentado la Comisión Europea para preparar un «enfoque coordinado» en el levantamiento «gradual» de las restricciones adoptadas «cuando la situación epidemiológica lo permita».
La jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, compartirá las principales medidas de la hoja de ruta con los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de la próxima semana.
«La reapertura será más lenta, más cara y menos sostenible si los Estados miembros no trabajan juntos», ha advertido la Comisión Europea, que defiende que un enfoque «coordinado», en cambio, «garantiza la continuidad del mercado interior».
Pruebas de autodiagnóstico
Otro de los elementos en los que Bruselas pide poner el foco de cara a la reapertura es la introducción de pruebas de autodiagnóstico de COVID-19. En este sentido, destaca que el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) publicará «próximamente» una serie de orientaciones técnicas sobre su utilización.
Estas directrices incluirán, asegura el Ejecutivo comunitario, detalles sobre su disponibilidad, su rendimiento clínico en comparación con las pruebas PCR, sus implicaciones para la notificación y la vigilancia epidemiológica y los parámetros para su uso adecuado.
También, control de las aguas residuales
Por otro lado, la Comisión Europea ha pedido a los Estados miembros que pongan en marcha sistemas de seguimiento de aguas residuales que sirvan para rastrear la COVID-19 y sus variantes, compartir los datos con la autoridades sanitarias competentes e identificar zonas en las que haya una presencia destacada del virus.
Además, el documento de Bruselas subraya que el intercambio de datos entre autoridades nacionales de rastreo «puede ser especialmente importante» en casos de viajes entre países del bloque en avión o tren.
A todo esto se suma la estrategia que la Comisión Europea está preparando sobre tratamientos terapéuticos, que pretende presentar a mediados de abril y con ella busca agilizar la investigación y fabricación, así como «garantiza un acceso rápido a tratamientos valiosos».
El enfoque de esta estrategia será «similar» a la de las vacunas y estará basada en unas normas «más flexibles», como facilidades para el etiquetado, en aras de conseguir un «suministro rápido y a gran escala» de los tratamientos contra la COVID-19.
Por último, a todas estas iniciativas se suma la herramienta digital en la que está trabajando el ECDC para ayudar a los Estados miembros a tomar decisiones sobre la adopción de restricciones y que definirá niveles para reflejar la situación epidemiológica en cada país.