Por unas horas, pero la procesión del Cristo de la Expiración, cuya imagen es llevada a hombros de los hermanos de La Pasión desde el cementerio hasta Santiago, se libró de la lluvia que cae en abundancia desde la madrugada del lunes, como anticipo de una Semana Santa que se prevé cargada de agua.
El traslado, pues así basta para referirse a esta procesión, se ha ido convirtiendo en una referencia de estas fechas en la capital alcarreña. Y quizá desde este 2024, todavía más.
La imagen de Cristo que portan los cofrades es la que preside todo el año la capilla del Cementerio Municipal y, también, la imagen más antigua de la Semana Santa en Guadalajara, ya que es una talla del siglo XVII. Saldrá de nuevo a las calles, si la lluvia lo permite, el Jueves y el Viernes Santo.
La solemnidad y recogimiento se acentúa por el protagonismo de las velas y velones. Al son de los tambores, la noche del Domingo de Ramos ha cobrado un carácter muy especial en esta parte de la ciudad.
La imagen de nuestro Señor de la Expiración fue portada, como ya es tradición, a hombros de los hermanos de la Cofradía de la Pasión, balanceada y levantada entre un silencio impresionante.
Este Cristo proviene del Monasterio Jerónimo de Lupiana. Tras la Desamortización de Mendizábal, pudo ser comprado en pleno siglo XIX por el Ayuntamiento de Guadalajara, evitando así la pérdida de esta joya de la imaginaría religiosa provincial.