Lo ha anunciado el alcalde de Guadalajara, como noticia estelar de su discurso en el acto oficial del Día de la Región: Guadalajara va a tener una copia de «Alicia en el País de las Maravillas», el grupo escultórico en bronce que puede contemplarse en Nueva York desde 1959.
¿Por qué reproducir ahora esa escultura en la meseta castellana, 62 años después? Alberto Rojo lo ha planteado como un homenaje de la ciudad a José de Creeft, el escultor que nació accidentalmente en Guadalajara en 1884. Hijo y nieto de militares, en la capital de la Alcarria sólo pasó los primeros cuatro años de su larga vida. En ese tiempo, la familia estuvo acogida en casa de unos parientes de su madre. Preguntado sobre sus recuerdos a orillas del Henares, en conversación con Carles Fontseré, asumía de este modo a los 95 años de edad su relación con la capital alcarreña: «Todavía no sé por qué nací en Guadalajara».
Su siguiente y último vínculo con la provincia le llegó a los 16 años, cuando la familia se trasladó de Barcelona a Madrid y allí, por recomendación del conde de Romanones, entró en el taller del escultor Agustín Querol.
A partir de ahí, habría que esperar años hasta que empezará su etapa parisina y con ello, un creciente reconocimiento internacional, mientras se relacionaba con Picasso, Gris y otros artistas.
«Alicia in Wonderland»
La escultura que se quiere reproducir en Guadalajara es la más conocida de José de Creeft pero también una de las menos representativas de su trayectoria como artista de vanguardia, marchamo que mantuvo durante décadas.
El grupo, fundido en bronce, fue el encargo del millonario George T. Delacorte, para dedicarlo a la memoria de Margarita, su esposa, recién fallecida. Según se cuenta, la difunta era gran admiradora de la obra de Lewis Carroll. Los personajes son reproducción fiel de los grabados de la primera edición del libro, originales de John Tenniel.
Fue inaugurada el 7 de mayo de 1959. Su mayor virtud ha sido desde entonces la facilidad con que ha acogido a los niños, que se encaraman en las figuras de manera insistente, como denota el pulido del bronce. Siempre se ha asegurado que De Creeft la diseñó específicamente así, para que pudiera ser «asaltada» por los críos, que la han convertido en lugar preferido para sus juegos y, en consecuencia, protagonista de uno de los rincones más conocidos de Central Park.
En su ciudad natal, además de dar nombre a una plaza y a un aparcamiento subterráneo, José de Creeft tiene una pequeña exposición permanente en el Palacio de la Cotilla.
El alcalde de Guadalajara no ha precisado dónde se ubicará, cuándo se hará. Parece que será de la misma escala y quizá también del mismo material que el original.
«Será un gran reclamo turístico. En ello nos embarcamos el Ayuntamiento, el Gobierno regional, las Cortes de Castilla-La Mancha y la Diputación Provincial», ha proclamado Rojo desde el atril del Teatro Buero Vallejo..