La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha entregado los restos identificados de Jesús Barriopedro Santamaría, a la entrada del cementerio de Cabanillas del Campo, donde los esperaba su hermana María, de 95 años. La anciana ha salido por primera vez desde el confinamiento, para enterrar a su hermano.
El cuerpo de Jesús Barriopedro se encontraba en la fosa común número 3 del cementerio de Guadalajara, exhumada por la ARMH el pasado mes de octubre. Apareció junto a otros 20 cadáveres.
Natural de Mondéjar, donde había nacido el 14 de enero de 1917, residía en Loranca de Tajuña, donde trabajaba como albañil. Era soltero, militante del PCE y fue Comisario Delegado de Guerra. Al finalizar la contienda, tras regresar a España, estuvo preso en Pastrana antes de pasar a la cárcel de Guadalajara, donde el 22 de septiembre de 1939, mediante juicio sumarísimo 819/39, fue condenado a muerte por un delito de “adhesión a la rebelión con la concurrencia de las circunstancias agravantes de perversidad social, daños causados al Estado y particulares y mayor trascendencia de los hechos ejecutados”. El 24 de febrero de 1940 fue ejecutado junto al cementerio de Guadalajara.
Identidad comprobada mediante ADN
Junto a su cuerpo había aparecido una pequeña placa de plástico con sus iniciales, con la que en aquella época se identificaban los abrigos, pero ha sido una prueba del ADN la que ha identificado científicamente sus restos, cruzado con una muestra de su hermana.
El registro del cementerio era erróneo
Aunque los libros oficiales del registro del cementerio de Guadalajara aseguraban que los restos de Jesús Barriopedro habían sido enterrados en la Fosa número 2, las pruebas genéticas confirmaron que sus restos no estaban allí. Es un caso parecido al de Timoteo Mendieta, que alcanzó mucho notoriedad internacional.
Jesús Barriopedro consiguió salir de España al final de la guerra civil y cruzar los Pirineos, para refugiarse en Francia. Tras conocer que su madre había sido encarcelada, se entregó. Fue fusilado el 24 de febrero de 1940. Tenía 23 años.
La familia ha recibido los restos identificados junto a una pequeña caja, en la que se encontraban los objetos que aparecieron junto al cuerpo: tres botones, una placa de plástico que identificaba su abrigo con sus iniciales y restos de un cinturón con hebilla.
Los restos del padre, aún desaparecidos
María Barriopedro se emocionaba a las puertas del camposanto: «Si su hermano Luis, con el que lo vamos a enterrar, pudiera levantar la cabeza y ver que sus restos estaban juntos no soportaría la emoción». Y añadió. «Ahora sólo falta que puedan aparecer los restos de mi padre, al que también asesinaron después de mi hermano y nunca pudimos recuperarlos».
Cuenta María que con tan sólo catorce años la detuvieron unas horas, en las que simularon que también la iban a matar y tras raparle el pelo, y rociarle el cuerpo con aceite de ricino, la dejaron libre. Además, su madre estuvo encarcelada doce años, más otros tres de destierro en Valencia.