Este mes de febrero se ha reanudado el rodaje de la comedia «A mil kilómetros de la Navidad», dirigida por Álvaro Fernández Armero. Primero se han puesto las cámaras en Arties, una pequeña población situada en el Valle de Arán, y después en Benasque, junto con otras localidades cercanas de la provincia de Huesca.
La película alargará unas semanas más su producción a lo largo de diferentes localizaciones de Segovia, Madrid y la propia Guadalajara.
En el caso de la capital alcarreña, el recinto elegido vuelve a ser el Fuerte de San Francisco. Allí se recreará, tras un mes de trabajo por parte de los especialistas dedicados a la construcción de decorados, la fábrica de turrones que juega un papel fundamental en esta historia.
Según ha podido confirmar LA CRÓNICA, no faltarán en el set ni una oficina ni la recepción de la factoría del imaginario pueblo de Valverde, espacio para las andanzas de los protagonistas. Las secuencias se grabarán en marzo, por espacio de casi dos semanas
‘A mil kilómetros de la Navidad’ llegará a Netflix en las próximas navidades de 2021.
Una historia navideña
De lo que se sabe de su argumento, Raúl (Tamar Novas) es un treintañero al que todas las desgracias de su vida le han sucedido en Navidad. Por eso odia los villancicos, los Reyes Magos y todo lo que huela a espíritu navideño. Todos los años pasa las fiestas en alguna playa remota… pero este año, su jefe tiene otros planes: tendrá que viajar para auditar una fábrica de turrones de Valverde, un pueblo que vive por y para la Navidad. Y por si fuera poco, tendrá que compartir casa con Paula, la profesora del pueblo, que sueña con batir el récord del belén viviente más grande del mundo.
«A mil kilómetros de la Navidad» se promociona como la primera película española de temática navideña en Netflix. El guion es de Francisco Arnal (Allí abajo) y Daniel Monedero (Perdiendo el Este), está producida por Kiko Martínez (Orígenes Secretos) y arrancó su rodaje el pasado 22 de diciembre en distintas localizaciones de Madrid.
«Se trata de una comedia navideña con todos los elementos del género, empezando por la nieve y terminando por los jerseys de renos, que a su vez ironiza sobre la propia convención de la Navidad. Y lo hace desde la mirada de un personaje cáustico y descreído que destila un humor con el que me siento muy cómodo. Creo que es un guion muy sólido y divertido de Francisco Arnal y Daniel Monedero que retrata la Navidad como un personaje central, sin dejar de contar una historia de amor”, explica Fernández Armero.