El futuro de la energía nuclear sigue siendo una cuestión menos resuelta en España de lo que el propio Gobierno de Pedro Sánchez desearía. Con la Unión Europea a favor de esta forma de garantizar el suministro eléctrico y con Teresa Ribera reconvertida, a la fuerza, en adalid de la causa nuclear, el horizonte de 2035 para echar el cierre en Trillo –que sería el último reactor del país– está más en el aire que nunca.
Con el asunto sin resolver, y lejos de hacerlo según parece, llega la 37ª recarga de la central nuclear de Trillo, que ha comenzado a las 6 de la madrugada de este lunes.
El procedimiento es bien conocido: primero, la desconexión de la red eléctrica y, a partir de ahora, 33 días para unos trabajos en los que participarán 1.000 trabajadores de unas 40 empresas especializadas, que se suman a la plantilla habitual de esta instalación.
¿Qué tendrá de especial esta recarga de Trillo?
Entre otras actividades, se llevarán a cabo la renovación de los elementos combustibles, la ejecución de pruebas requeridas por las Especificaciones de Funcionamiento y la revisión o prueba de instalaciones, equipos y componentes necesarias para asegurar el correcto funcionamiento de la planta en el siguiente ciclo de operación.
El programa de esta recarga contempla la ejecución de 14.500 órdenes de trabajo entre las que destacan los trabajos en las bombas de refrigeración del circuito primario, inspección de la vasija, prueba de presión del recinto de contención o la revisión de la turbina de baja presión.
Además, se implantarán 16 modificaciones de diseño destinadas a mejorar las instalaciones adaptándolas a los nuevos requisitos industriales, continuar con la actualización y renovación tecnológica de la instalación y a potenciar la fiabilidad y seguridad de la planta.
El último ciclo, sin paradas inesperadas
El ciclo de operación que ha concluido, que se inició el 11 de junio de 2024, lo ha hecho sin que haya tenido lugar ninguna parada automática del reactor y sin que se haya registrado ningún accidente laboral, por lo que la central de Trillo ha alcanzado ya 725 días y 3 millones de horas sin accidentes.
La central nuclear de Trillo suministra el 3% de la demanda eléctrica anual de toda España.
Un problema de impuestos, no de tecnología
En España, como vienen destacando desde hace años las compañías propietarias de las centrales nucleares, el problema de esta fuente de energía no es tecnológico sino fiscal.
Concretamente, Trillo aporta anualmente en tributos 180 millones de euros, tras la subida del 30 por ciento de la tasa de Enresa, según destacan sus responsables. Esto supone más de un 45% de sus costes totales y «una asfixia económica para la central».