Ahora que los defensores de los animales están consiguiendo acabar con los zoos, es el momento de prestigiar los aeropuertos como zoológicos humanos que son, todo un espectáculo regalado por las compañías aéreas y sus retrasos.
Por el precio de un billete te dan, de balde, solaz y entretenimiento casi sin fin. Solo el momento del embarque acaba con el encanto de sentirte espectador de una fauna tan diversa, sin jaulas ni fosos.
A mi derecha, la evolución natural del Brexit hace que comparta asiento con un anglosajón de camiseta de tirantes que, God Save the Queen!!!, parece que se ducha y no huele. Su chica, bien dentada, llena su boca de marfil a cada risotada. Son felices. Y yo que me alegro.
Tan internacional es este aeropuerto que acaban de pasar por delante de mi aburrida espera un padre y su hija (cuarentón, él; impúber ella) a lomos de sendos skates. De no haber nacido con medio siglo de retraso, ambos serían dos perfectos hippies, tan pijos, tan atildados en su look tan casual, gente tan de orden que no atropellan a nadie en su zizagueo veloz. Tampoco nadie les para, que esto es España y nos gusta que nos vean tolerantes.
Más allá, una cuadrilla de ancianas andinas se desplazan en el carrito de golf que Aena disoone para los tullidos y asimilados: ahí van, hieráticamente eufóricas, recorriendo sobre el chisme electrico apenas cien metros hasta el finger que las llevará a Milán/Milano, por donde deben estar esos hijos que las aguardan .O que apuran su ausencia, quién puede saberlo… Cuando se bajan y andan, se ve que caminan con más ligereza que cualquier oficinista de por aquí. Bendita genética.
Detrás de cada smartphone hay aquí un humano. A diferencia del Safari Park, no se atisban monos pajilleros que te asalten mientras se manipulan. Mejor así: esto no es un zoo como aquel, somos nosotros.
Es ahora, a punto de embarcar, cuando caes en la cuenta de que no has sido sólo un observador, sino también un observado.
La jaula donde te esperan tiene alas y en el destino, otras jaulas habrá, aunque no vuelen.
Esto es un zoo, es nuestro zoo. El más humano.