La pandemia volverá a marcar esta edición del tradicional Tenorio Mendocino de Guadalajara que aún no volverá a las calles tal y como se podía ver antes la crisis sanitaria pero pasará de tener una única representación a tener dos diarias en dos escenarios diferentes, los jardines del Palacio del Infantado y el claustro y jardín del Convento de la Piedad, en horarios de tarde y noche, los días 29, 30 y 31 de octubre.
Organizado por Gentes de Guadalajara con la colaboración del Ayuntamiento de Guadalajara, que aporta 22.000 euros, la Diputación provincial, que colabora con otros 7.000 euros y los 5.000 euros con los contribuye el Gobierno regional, esta Fiesta de Interés Turístico Regional vuelve en una versión también diferentes que no contempla tomar las calles de la ciudad sino que centrará todo en dos escenarios.
De esta forma, a la pregunta de cómo será el Tenorio Mendocino de la edición XXXI, la directora de este año, Abigail Tomey, lo ha resumido en que «no será uno, sino dos». Habrá dos representaciones diferentes cada día, en dos lugares distintos con el fin también de poder controlar el aforo y facilitar el disfrute de la obra manteniendo las medidas estipuladas para los espectáculos culturales al aire libre con motivo del Covid-19.
Pero a diferencia de las dos representaciones diarias que hubo el pasado año en el teatro auditorio Buero Vallejo, esta edición no habrá una función representada dos veces sino dos representaciones completas y diferentes; una a las 19.00 horas (en el Infantado) y otra a las 22.30 horas (en el Convento de la Piedad o Liceo Caracense), ha precisado la directora.
En ambos espacios se podrá disfrutar de la representación de las escenas propias de cada recinto mientras otros actores se encargarán de narrar y dramatizar las escenas que debido a la Covid tampoco este año se podrán llevar a los escenarios habituales donde se representaba.
«Dos espectáculos diferentes a los que el Tenorio no se había enfrentado nunca», ha indicado Tomey en una rueda de prensa en la que ha estado acompañada del alcalde de Guadalajara, Alberto Rojo, y del presidente de Gentes de Guadalajara, Felipe Sanz.
En su intervención, la directora de esta edición ha subrayado como si bien el Covid ha vuelto a condicionar la itinerancia de este evento cultural, se mantiene «la esencia principal».
Participan un total de 122 personas entre mujeres, hombres y niños, un reparto que mezcla nuevamente la veteranía de algunos actores con la incorporación de gente nueva.
En cuanto a la dos Doña Inés de este año, la propia directora del Tenorio ha reconocido que al igual que los tiempos cambian, en esta edición, respetando la tradición cultural, «son mucho más guerreras», y aportan una visión más crítica.
La dualidad de esta edición también se ve reflejada en el cartel; realizado por Gema Mínguez, en él se observa el peso compartido del rostro masculino y femenino a la par.
Por su parte, el presidente de Gentes de Guadalajara, Felipe Sanz, ha reconocido las dificultades que de nuevo ha supuesto este año organizar este evento así como el mayor coste que había traído consigo, agradeciendo la colaboración de todas y cada una de las administraciones que participan económicamente en el mismo porque con su apoyo «se hace posible poder disfrutar de este evento».
Una presentación en la que también ha estado el alcalde de la Guadalajara, quien ha expresado su alivio de que este año el Tenorio Mendocino vuelva a tener una mayor presencia en las calles, lo es muestra de que se va recuperando poco a poco la normalidad.
INCREMENTO DE LA AYUDA AL TENORIO PARA 2022
El alcalde ha aprovechado su presencia en la presentación de este evento para anunciar que el Tenorio Mendocino tendrá el próximo año más apoyo institucional aún que el que ha recibido en esta edición, entendiendo que forma parte de la vida cultural de la ciudad y, por tanto, de la tradición.
Las entradas ya están a la venta desde el lunes 18 y según la organización ya se han vendido más de 900 de un total de 1650. Gentes de Guadalajara espera que para el próximo año el Tenorio pueda volver a tomar las calles.