La construcción de un edificio en la Plaza Mayor de Guadalajara sobre el solar de la antigua pescadería de «El Maragato» está bloqueada en la Junta de Comunidades desde hace meses. Concretamente, el expediente no ha superado el primero de los trámites y ha encallado, hasta donde ha podido confirmar este diario, en el estudio arqueológico.
La opacidad, no obstante, es casi total al respecto en el edificio de la Delegación de la Junta, al menos cuando LA CRÓNICA solicita información sobre este trámite. Las sucesivas peticiones de datos concretos han chocado con el mismo argumento: considerar que el referido informe está dentro de un expediente vivo que no sería de acceso público, salvo que se acredite ser parte interesada.
Fue el pasado mes de enero cuando la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Guadalajara puso en marcha el procedimiento para la construcción de viviendas sobre los dos solares de la Plaza Mayor, el mayor de los cuales es conocido como «el del Maragato» y el otro el de «Marelvi», por el local de zapatería que acogió este último.
Toda una década lleva este céntrico punto de la ciudad en solar y en desuso. El gran andamio que sostiene la fachada de la recordada pescadería ha pasado a formar parte del paisaje cotidiano de Guadalajara.
Un largo proceso judicial
El definitivo fallo judicial de 2019 ponía fin a un largo proceso que atascó el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha en 2016, después de que los propietarios de los terrenos se negasen a aceptar el Programa de Actuación Edificativa (PAE).
Mediante esa fórmula urbanística, un tercero puede en teoría construir sobre el solar que lleve más de 24 meses sin ser edificado por la propiedad originaria.
La herramienta existe pero sólo ha sido planteada, con escaso éxito además, para muy contadas parcelas del más de un centenar que están en barbecho especulativo en la capital alcarreña.
Requisitos, y parón, de la Junta
La Junta de Gobierno del Ayuntamiento concedió en enero de 2020 un plazo de tres meses al promotor para que, como agente urbanizador, presentara un estudio arqueológico que sería remitido a la Junta de Castilla-La Mancha. Así se hizo y de allí no ha vuelto el plácet de los funcionarios, que reclamaban estudios más profundos del solar.
El subsiguiente estudio geotécnico, más su correspondiente levantamiento topográfico, tampoco ha podido realizarse, esencialmente por las dificultades que entraña cualquier intento de acceder a la galería existente bajo el nivel del suelo, cegada por una considerable cantidad de material de la demolición del inmueble y en unas condiciones de seguridad precarias.
Incluso cuando se puedan presentar ambos documentos habrá que hacer lo propio con el Proyecto de Ejecución de la Edificación, pagar las tasas correspondientes y entregar un plan de reparcelación en régimen de propiedad horizontal, para su visado por los técnicos municipales.
Sólo cuando se culmine ese largo procedimiento el agente urbanizador podrá construir sobre el solar. Si es que para entonces aún le interesa hacerlo. También está obligado a indemnizar, se supone que en especie, a los propietarios de los terrenos, que han sido la parte contraria en el litigio.
Los buenos deseos de Pérez Borda
En aquel lejano mes de enero de 2020, el primer teniente de alcalde y responsable de Urbanismo, Rafael Pérez Borda, valoraba como “una gran noticia que el Ayuntamiento retome al fin el proceso que permitirá poner fin a la vergonzosa imagen del andamio en el corazón de la ciudad”.
En este sentido, Pérez Borda afirmaba que el nuevo equipo de Gobierno colaborará en todo lo que sea posible para “agilizar” los trámites necesarios para que la construcción sobre este solar sea “lo antes posible”.
El edil de Urbanismo recordó entonces que el Gobierno municipal considera “urgente” la actuación en el casco para acabar con los solares e insiste en que utilizará “todas las herramientas y figuras urbanísticas al alcance del Ayuntamiento y por supuesto la figura del PAE ahora que cuenta con el respaldo de la Justicia”.
La viabilidad de los PAE, al menos en Guadalajara, está más que entredicho.