Aquello lo escribió Augusto, que nada tiene que ver con el director de LA CRÓNICA, porque se apellidaba Monterroso y era un hondureño que hizo de Guatemala su patria pero que murió en 2003, exiliado en México. El otro Augusto, el alcarreño, parece que va aguantando bien de salud, para incomodidad de algunos cuatrienalmente notables y de otros no tan notorios.
Sea como fuere, Monterroso dejó para la historia el microrrelato más famoso de todos los tiempos. Se titula «El dinosaurio» y dice así:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
No parece que se refiriera al andamio de «El Maragato», pero quizá sí, puesto que esas concisas siete palabras se han aplicado a tantas cosas que bien pudiera ser un anticipo de tan persistente despropósito local. Además, le justifica a este paseante para escribir hoy un artículo especialmente corto.
Llegará el día en que eso desaparecerá de nuestras vidas. ¿Llegará el día en que eso desaparecerá de nuestras vidas? Muy probablemente, sí, pero siempre al ritmo que marca en Guadalajara la incansable manía de prometer y prometer y prometer y prometer y prometer.
Y eso que aún falta un año hasta las elecciones.
Algunos, por cierto, ya están histéricos.