Este martes se ha disputado en la localidad alcarreña de Trillo el partido más singular del que se tiene noticia desde que el pádel es pádel: guardias civiles contras monjas.
Ellas y ellas, ahí las tienen, luciendo sus mejores sonrisas y también la más firme buena voluntad.
Nos aseguran que, llegado el momento de emprenderla a palazos, al menos las agentes se cambiaron el verde uniforme y las botas de reglamento por una indumentaria más cómoda. De las religiosas no hay constancia ni testimonio gráfico de esa eventual transformación, muy conveniente a la vista de los hábitos que portaban y de las sandalias que calzaban.
Tampoco nuestras fuentes han sabido concretarnos como se formaron las parejas, más fáciles de constituir desde su fundación en el caso de la Guardia Civil.
Una muy curiosa iniciativa, en todo caso.