La delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, ha afirmado este miércoles que la apertura a lo largo de este año 2024 del Parador de Molina de Aragón, tras una inversión superior a los 20 millones de euros, supondrá «un revulsivo y un atractivo más» para Castilla-La Mancha y para la provincia de Guadalajara.
Así lo ha puesto de manifiesto tras el encuentro que ha tenido en Ifema con la nueva presidenta de Paradores, la exministra Raquel Sánchez. La versión que se conoce de la reunión es la facilitada por la propia Delegación del Gobierno de Castilla-La Mancha.
Milagros Tolón ha destacado que el nuevo Parador de Molina de Aragón se encuentra «prácticamente terminado» y ha recordado que «es una realidad gracias al impulso del Gobierno de España en los últimos cuatro años, que ha permitido la finalización de las obras». Tendría que estar terminado desde 2010, según el primer compromiso cuando se inició el proyecto.
La presidenta de Paradores, Raquel Sánchez, ha puesto en valor la inversión realizada, superior a los 20 millones de euros, y los empleos que se van generar, en principio 22. «Paradores es símbolo de calidad, de patrimonio histórico, cultural, es símbolo de gastronomía, de mostrar nuestros grandes activos en entornos maravillosos. La marca Paradores es muy singular, con una personalidad propia. Por eso invito a todo el mundo a que en breve visite el Parador de Molina de Aragón», ha manifestado con indisimulado entusiasmo.
22 empleos, 20 millones de euros y 18 años de espera
El establecimiento tendrá 7.000 metros cuadrados en una parcela de 42.000 metros cuadrados. Dispondrá de 22 habitaciones distribuidas en tres plantas, bar-cafetería, comedores, dos salones de convenciones con un aforo de entre 300 y 500 personas, salones sociales, jardines y aparcamiento para 60 vehículos.
Como viene informando LA CRÓNICA, días pasados Paradores de España iniciaba por su cuenta el proceso para la selección de 22 personas, que habrán de integrar la plantilla del establecimiento.
Hasta donde ha podido saber LA CRÓNICA por otras vías, en el interior del edificio se ha culminado el alicatado de las zonas que requieren ese acabado, aunque estarían todavía sin colocar los falsos techos, por no hablar del mobiliario.
Uno de los más graves problemas de esta última etapa, la derivación de las aguas fecales, ya está concluida, aunque con muchas complicaciones.
También se está a la espera de que los trabajos extras de la Diputación, por un valor de un millón de euros, permitan el acceso de vehículos al recinto. Hasta en esto hubo que cambiar el trazado inicialmente previsto para las acometidas. En todo caso, y a pesar de lo benévolo de este invierno, las frías temperaturas propias de la comarca retrasarán hasta el comienzo de la primavera la aplicación de todo lo que requiera cemento u hormigón.
Casi 20 años de promesas incumplidas sobre el Parador de Molina de Aragón
Turespaña, que depende directamente del Ministerio de Industria y Turismo, delegó en TRAGSA (de nuevo, otra sociedad pública) la ejecución material de la obra, que se ha encontrado con reiterados problemas de falta de personal especializado en la zona, consecuencia de la grave despoblación que sufre la comarca y que, de algún modo, el propio parador quiere ser un lenitivo.
El impulso inicial se lo apuntó, hace casi 18 años, el entonces presidente José María Barreda, aunque la Junta de Comunidades no haya aportado entonces o ahora ni un euro.
La idea era haberlo terminado en 2010. Varios meses después de ese compromiso, en abril del año 2006 se presentó el proyecto, que durante años sólo tuvo la forma de la correspondiente maqueta, presentada a su vez el 28 de mayo de 2010 ante el alcalde y en presencia del Secretario General de Turismo y de Magdalena Valerio. Es decir, se tardaron cuatro años para conseguir la foto que acompaña estas líneas, el mismo plazo que llegaron a dar por bueno y previsible para toda la obra en su conjunto.
Hace ahora un año, con motivo de la pasada edición de Fitur, se volvió a asegurar que la apertura del parador molinés era cosa «de meses». Falso, de nuevo.
Un proceso inacabable que puede estar cerca de terminar
Las obras del parador de Molina son una sucesión constante de incumplimientos antes y después de que el proyecto fuera presentado en el ya reseñado 2010, con una maqueta que se ha terminado haciendo más famosa que el propio parador.
Las demoras han sido siempre más notorias que las modificaciones del proyecto, lo cual no implica que no haya habido que variar su presupuesto y la propia redacción de todo el apartado técnico.
El Consejo de Ministros del 1 de marzo de 2022 acordaba autorizar a Turespaña para que el proyecto, puesto que a esas alturas parte de lo que había sido presentado oficialmente en abril de 2006 ya no servía. El importe adicional por parte del Estado asumido en esa fecha casi reciente fue una propina de 1,7 millones de euros para asumir cambios en el saneamiento y drenaje, en los aparatos elevadores y en otras muchas instalaciones, como las referidas al gas, al sistema contra incendios, la climatización y la electricidad. Tras más de una década de obras, esos 1.700.000 euros suponían aumentar el presupuesto en un 9,64 por ciento.
El presupuesto total final para Tragsa pasaba a ser de 19,7 millones de euros. Con optimismo, a la vez que llegaba ese balón de oxígeno presupuestario, se fijaba un plazo de ejecución de las obras en el 31 de marzo de 2023. Insistamos: 2023, no 2024… que previsiblemente tampoco podrá ser.
La antepenúltima fecha anunciada para su inauguración había sido establecida para mayo de 2019, con lo que habría coincidido con las elecciones municipales y autonómicas. Tampoco lo lograron. Más adelante, algunos medios dieron por buena la Semana Santa de 2022, que tampoco se cumplió, aceptando las optimistas previsiones del presidente de Paradores en otro Fitur.
¿Qué parador han planteado?
El edificio que ya se la levantado, aunque siga sin terminar, está orientado hacia el Castillo de Molina, en una parcela de 26.000 metros cuadrados, en la zona alta. «La construcción quedará incluida en el paisaje gracias a los materiales previstos, con la piedra como elemento principal, uniéndolo con la muralla que rodea al Castillo y con la imagen tradicional de las casas molinesas», se aseguraba en 2015.
Tiene una superficie construida de aproximadamente 6.900 metros cuadrados, y cuenta con tres plantas, servicio de recepción, zona de bienestar con baños turcos y saunas, 22 habitaciones, varios restaurantes y capacidad total para organizar eventos de hasta 500 personas.
Las incidencias sufridas han sido innumerables. Uno de los últimos grandes motivos para el retraso fue el necesario retranqueo de la línea de media tensión que pasa al lado de esta infraestructura hotelera y que había que soterrar.
De lo que aún quede pendiente, intentará LA CRÓNICA seguir informando, a pesar de la opacidad de sus responsables.