Si a un vecino de Guadalajara le preguntas por la calle que te guíe hasta el Palacio del Infantado, jamás te remitirá a Madrid, por muy despistado que sea el buen hombre. La actual Plaza de España (la de Guadalajara, no la de Madrid) es donde se alza desde hace más de medio milenio el edificio más relevante de la capital alcarreña. Y sin embargo… Madrid también tiene su Palacio del Infantado.
Al igual que a orillas del Henares, en la Villa y Corte hay un Don Pedro en el callejero. Aunque por aquí es plazuela (la única de la ciudad) en la capital de España es calle, en el barrio de Latina. Concretamente, en el número 1 encontramos el Palacio del Duque del Infantado, que es de lo que estamos hablando.
Y no paran ahí las conexiones inesperadas con Guadalajara y su provincia: este monumental edificio es, desde 2014, propiedad de la mayor cervecera de estos contornos, Mahou, bien conocida por todos al tener su gran planta de producción en la localidad campiñera de Alovera.
Un palacio del Infantado que no puede visitar
Afortunadamente para el orgullo alcarreño, las similitudes entre uno y otro edificio son escasas y no admiten comparación.
El que está al lado de la madrileña Plaza de los Carros es una casa palaciega al gusto propio del siglo XVII, cuando el imperio español aún era tal y quedaban unas cuantas décadas para que iniciara su imparable declive. Adaptado a la peculiar filosofía de la época (que se acerque al Escorial quien no nos entienda), el exterior es de una rigurosa austeridad, muy alejada de la deslumbrante belleza del gótico isabelino del Infantado guadalajareño. Las riquezas se dejaban para el interior, aunque el paso del tiempo lo terminó dejando bastante desnudo de suntuosidades.
Y a diferencia también entre uno y otro, para recorrer por dentro el palacio madrileño habrá que esperar. Desde 2015 se han ido sucediendo anuncios sobre el uso futuro del inmueble, que Mahou parece quería dedicar a un gran museo de la cerveza. Más concretamente, de sus cervezas.
Por de pronto, el único museo que ha montado la conocida marca está no en las nubes, pero sí en la Red. Este museo virtual prodiga digitalizaciones en 3D y con distintas salas. Tanto o más interesante es poder acceder a alguno de los más de 5.000 negativos en placa de vidrio del fondo Alfredo Mahou y Solana, uno de los fundadores de la compañía y pionero de la fotografía en España, que reflejan un Madrid y una España hace tiempo desaparecidas.
Un aviso para navegantes y para paseantes: si hay hambre porque es la hora de comer, Casa Lucio queda casi al lado. Estamos en lo más castizo de Madrid.