TOLEDO, 8 (EUROPA PRESS)
El número de niños, niñas y adolescentes que crecen en el sistema de protección en Castilla-La Mancha asciende a 2.591, habiéndose reducido un 30% en un año, según Aldeas Infantiles.
El 54% de estos niños y niñas que «han sido privados del cuidado parental» y cuya tutela ostenta el Gobierno de Castilla-La Mancha vive en acogimiento familiar y el resto en centros residenciales, según se desprende del último Boletín de Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la Infancia, publicado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. En toda España hay 50.272 menores tutelados, afirma Aldeas en una nota de prensa.
Por tipo de acogimiento, la modalidad residencial se ha reducido un 3%, pasando de 542 menores en 2018 a 526 en 2019. Por su parte, el acogimiento familiar ha descendido muy ligeramente (un 1%), pasando de 627 en 2018 a 621 en 2019. El resto de los niños, niñas y adolescentes se encontraban a 31 de diciembre en estudio o con una medida de apoyo previo a dictarse la medida protectora más adecuada.
Según Aldeas, ambas medidas de protección se encuentran, por tanto, bastante equilibradas, siendo el acogimiento familiar algo superior (54%). No obstante, un 46% de estos niños y niñas aún crece en acogimiento residencial, lo que contrasta con lo estipulado en la Ley del Menor, que señala que, ante la retirada de la tutela de un niño de sus padres, la primera medida de cuidado alternativo recomendada es el acogimiento familiar y, si es posible, en familia extensa, es decir, en aquellas familias que tienen un vínculo de parentesco con el niño.
Una mirada más detallada al acogimiento residencial en Castilla-La Mancha, afirma Aldeas, «nos muestra una mayoría de niños (60%) sobre niñas (40%)». En cuanto a su origen y edad, el 33% son de nacionalidad extranjera y más de la mitad (54%) tienen entre 15 y 17 años.
En lo que al acogimiento familiar se refiere, el sexo de los menores está prácticamente equilibrado (el 51% son niñas). El 91% son de nacionalidad española y el análisis por franjas de edad arroja los siguientes datos: 16% de 0 a 3 años, 15% de 4 a 6, 25% de 7 a 10, 24% de 11 a 14 y 20% de 15 a 17 años.
APUESTA POR LA PREVENCIÓN
Ante el aumento del número de niños y niñas en el sistema de protección, Aldeas Infantiles SOS reclama una mayor inversión en las políticas de prevención con el fin de apoyar y fortalecer a las familias vulnerables y evitar así la separación de padres e hijos; y recuerda que 300.000 niños, 1 de cada 25, están en riesgo de perder el cuidado de sus padres en España.
«En necesario adoptar medidas que nos permitan llegar a tiempo y evitar que las situaciones de riesgo deriven en desamparo; un mayor esfuerzo preventivo redundaría en el descenso del número de niños y niñas bajo la tutela de las Administraciones Públicas, supondría una reducción del gasto público y evitaría a los niños el trauma de la separación familiar», explica Teresa Molina, directora territorial de Aldeas Infantiles SOS en Castilla-La Mancha.
En esta comunidad autónoma, la organización ofrece un entorno familiar protector a 118 niños y niñas que han perdido el cuidado de sus padres gracias a sus programas de protección. Cuenta para ello con un Programa de Primera Acogida y Valoración, una Aldea Infantil SOS, una Residencia de Jóvenes y un Programa de Apoyo al Acogimiento en Familia Ajena Especializada.
APOYO A LOS JÓVENES
Teresa Molina recuerda, además, que la mayoría de edad supone el cese de la medida protectora y hace que los jóvenes tutelados tengan que enfrentarse a un proceso de transición a la vida adulta «mucho más abrupto» que el del resto de sus iguales, situándolos en una clara desventaja. Según el Boletín de Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la Infancia, en 2019, 168 jóvenes que crecían con una medida de protección en Castilla-La Mancha cumplieron la mayoría de edad y tuvieron que hacer frente a la salida del sistema.
En este sentido, Aldeas reclama que la obligación del Estado de proteger a quienes han estado bajo su tutela se extienda más allá de la mayoría de edad y pide una transformación del sistema de protección a la infancia que asuma la transición a la vida independiente como una fase más y prorrogue los apoyos necesarios para la plena integración de los jóvenes en la sociedad.
La organización de atención directa a la infancia se apoya en su experiencia: comienza a preparar a los jóvenes mucho antes de que cumplan los 18 años y, tras la mayoría de edad, sigue acompañándolos hasta su plena integración social y laboral. Gracias a este apoyo, los chicos y chicas de los programas de Aldeas se independizan de media a los 27 años y lo hacen con mayores tasas de éxito que quienes se ven abocados a abandonar el sistema sin contar con los apoyos necesarios.