Sábado, 18 de junio de 2022. Un jubilado se abrocha la bragueta mientras anda, demostrando una capacidad multitarea muy propia de los ancianos peripatéticos con problemas de próstata. Al menos esta vez, el caballero no ha utilizado ninguna esquina para la micción, sino un solar. Más exactamente, el que desde hace una década larga saluda cada mañana a la Diputación Provincial en la Plaza de Moreno, frente por frente.
Dado que el propietario no ha repuesto la puerta que debería impedir el paso, los viejos meones pueden resguardarse de las miradas al tiempo que alivian la vejiga. Los curiosos, como este paseante, también se pueden asomar al interior y constatar que, allí donde en tiempos había una colonia felina de lo más boyante, ahora lo que crían son hierbajos, alguna que otra lata de refresco y, sobre todo, una maleta. ¿Será para facilitarnos a los guadalajareños la huida por vía aérea de esta nuestra ciudad?
Comprenderá el lector que quien esto suscribe no le comentara al vetusto meón lo indecoroso de su conducta. Más reprochable es que nadie, ni desde el Ayuntamiento ni desde la todopoderosa Comunidad Autónoma, haya encontrado muchos lustros después la solución al sembradío de vergüenza ajena que supone el centenar largo de solares que asolan esta capital.
Hubo un tiempo, cuando todavía mandaba, en que Jaime Carnicero pregonó que estas parcelitas del oprobio se convertirían en lugares de esparcimiento para los niños, pues se acondicionarían como miniparques previo acuerdo con la propiedad. Ni uno, oiga.
La tomadura de pelo ha seguido en este mandato, algo lógico cuando en el actual equipo de gobierno el balance entre lo prometido y lo realizado es, simplemente, demoledor. Para mear y no echar gota. O para echarla, aprovechando los solares, como ya están viendo que ocurre.
Lo de la incontinencia urinaria, que a veces es consentida o propiciada en los niños más pequeños por las madres menos cívicas, lo quiso resolver el Ayuntamiento sacándole a la contrata de Limpieza unos urinarios de aluminio que ahí están, parece que resistiendo a los vándalos y al desuso general. Ciudadanos, que se lo adueñó como mérito propio en los tiempos del concejal Alejandro Ruiz, ya no está ni para eso, después de lo ocurrido en Andalucía, su tercera caída camino del Calvario electoral.
Estamos en tiempo de descuento a un año vista de las próximas elecciones municipales. Meses más que sobrados para andar por la ciudad y ver los resultados. También si miramos al otro lado de los muros que, a veces, ocultan los solares a la vista y de esos muchos que, en permanente jornada de puertas abiertas, nos dan lecciones prácticas de a lo que conduce la incuria cuando se junta con la incapacidad. Que de eso, sí, andamos sobrados en este pueblo.