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22 noviembre 2024
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El Neptuno de Guadalajara ya no empina el codo

Este jueves, algo ha cambiado en el Neptuno del Jardinillo de Guadalajara. El vaso ya no está. El tridente, tampoco, claro.

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Lo advirtió y lo avisó El Paseante al comienzo de la semana y, días después, ahí seguía el Neptuno de la Plaza del Jardinillo como si tal cosa: vaso en ristre, sin ningún operario municipal que le aliviara la carga. Este jueves, ya no. Al menos, el vaso ya no está. El tridente, tampoco, claro.

Como enfatizaba nuestro más peripatético colaborador, cualquiera que se acerque hasta la escultura puede comprobar que su aspecto es manifiestamente mejorable, dadas las numerosas fisuras, restos de roturas y una suciedad general y persistente que quizás, sólo quizá, podría llevar a alguien a promover su restauración.

Hace más de una década, coincidiendo con un enfrentamiento copero entre Real Madrid y Atlético de Madrid en 2011, la escultura de la Plaza del Jardinillo perdió mano, antebrazo y tridente. Las amputaciones han sido la norma para esta obra de arte, que en tiempos adornó los jardines del Depósito de las Aguas y que desde 1969 pasó a su actual emplazamiento en el centro de la ciudad.

Para estos sobresaltos no ha habido que esperar necesariamente a celebraciones futbolísticas, puesto que los gamberros han venido actuando por su cuenta muchas otras veces, al margen de campeonatos o ligas.

La última restauración se hizo en 2016, después de que en marzo de 2014 la mano diestra siguiera en su sitio… pero sin nada que asir. Faltaba el tridente, que apenas estuvo en su sitio dos meses. Así, sin nada en la mano, es como se encuentra actualmente y desde entonces.

Estatua de Neptuno en la Plaza del Jardinillo de Guadalajara el 22 de mayo de 2021. (Foto: La Crónic@)
Estatua de Neptuno en la Plaza del Jardinillo de Guadalajara el 22 de mayo de 2021. (Foto: La Crónic@)

Los esfuerzos para mantener la figura con todos sus atributos como debieran han resultado reiteradamente infructuosos. Se intentó con un tridente más grueso y pesado, al que además se le aplicó adhesivo tanto en el pie derecho de la escultura como en la mano, tantas veces rota en anteriores actos vandálicos. La estrategia no funcionó y los vándalos causaron incluso daños más graves con esa mayor resistencia a sus tirones.

La estatua, como decimos, formaba parte del patrimonio escultórico del palacio del Marqués de Montesclaros. En 1868, con la reforma del edificio para la instalación de la Academia de ingenieros, esta y otras estatuas que carecían de naturaleza militar fueran sacadas del recinto y pasaron a formar parte del patrimonio municipal.


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