Hay que tener mucha memoria, o leer LA CRÓNICA, para ubicar con éxito en el tiempo y en el espacio los cubos que han aparecido estos últimos días en la Plaza de España de Guadalajara. A algunos les puede sonar a propaganda política… y en cierto modo lo es, aunque no a beneficio del actual equipo municipal de gobierno.
Como por ensalmo, y a petición de un sindicato según le aseguran a este chismorreador, la fachada lateral del Infantado se ha llenado de imágenes de la ciudad, como si tratara de una lección de historia reciente. De hecho, los paneles que recubren los cubos se muestran ajados en más de un caso, denotando el paso del tiempo y las condiciones de su almacenamiento en alguna instalación municipal. Los instalaron el sábado y el domingo seguían así, tal cual.
Hay que remontarse a septiembre de 2011, para llegar al origen de todo esto. Fue entonces, en la Plaza del Jardinillo, donde Antonio Román inauguraba esta muestra de imágenes, que se pretendía artística y didáctica. Para lo primero, se contó con el buen trabajo fotográfico de alumnos de la Escuela de Arte; para lo segundo, la literatura que las acompaña mantenía un tono de brioso entusiasmo sobre el estado de la ciudad, que según eso era tan magnífico hace una década como se pretende hacer ver que lo es ahora también, en vísperas electorales. Cada cara de cada cubo es un antes y un después de Guadalajara, tras la gestión de la concejalía correspondiente. Incluidos los disciplinados bolardos, de los que entonces se alardeaba y que el actual alcalde, Alberto Rojo, ha prometido eliminar de la faz de esta su ciudad.
Para ahorrarles el paseo y el viaje en el tiempo, les ofrecemos un testimonio gráfico en la siguiente galería:
La sorpresivamente recuperada exposición de 2011, inaugurada entonces en el Jardinillo y de repente instalada en 2023 en la Plaza de España. (Fotos: La Crónic@)