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21 noviembre 2024
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EL PASEANTE / El misterio de la basura en la calle

Tiene su punto de ironía que lo de la limpieza de las ciudades venga alimentando con argumentos a los gacetilleros desde el siglo XIX hasta el XXI, sin solución de continuidad ni de resolución.

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Durante muchos siglos, las mentes más preclaras de Occidente creyeron en la generación espontánea. De Aristóteles para acá, los que pasaban por sabios creían que de la carne putrefacta nacían una variada gama de insectos, que antes no estaban allí. En Guadalajara algunos pueden creer que de las papeleras nacen, por el mismo procedimiento, bolsas de basura.

Como prueba de lo expuesto, ahí están las fotografías que acompañan a estas líneas. La que encabeza el artículo ha sido tomada este 23-F sin golpe de Estado pero con Casado perdiendo la cabeza. La otra, más abajo, es de dos días antes. En el mismo lugar.

Las preguntas que asaltan a este Paseante podrían ser infinitas y todas turbadoras.

• ¿En 48 horas puede germinar una bolsa de basura perfecta?

• ¿Nos encontramos ante un fenómeno paranormal?

• Más exactamente, ¿estamos ante dos bolsas de basura distintas o es la misma, que nadie ha retirado?

• ¿Los rollitos de primavera del lunes tienen algo que ver con el jamón de York en finas lonchas del miércoles?

• ¿El derecho a la intimidad del prójimo se preserva legalmente sobre lo que este tira en la calle, aunque sea dentro de una bolsa de basura que trasluce su interior y aunque el causante sea un guarro manifiesto a la vista, eso sí que queda aún más claro, de su comportamiento incívico?

• Yendo más allá, y pensando en los desvelos de la municipalidad, ¿cuánto nos cuesta a los que no meamos en la calle la limpieza de los orines y líquidos varios de ignoto origen que serpentean por el caro suelo de granito de esa y otras esquinas de la ciudad? El lunes estaban; el miércoles, ya no.

Tiene su punto de ironía que lo de la limpieza de las ciudades venga alimentando con argumentos a los gacetilleros desde el siglo XIX hasta el XXI, sin solución de continuidad ni de resolución. Mientras, las propias papeleras, como si tuvieran piernas y vida propia, parecen desaparecer de las calles cuando el viandante las busca, para deshacerse de un papel o un envoltorio que le incomodan. Pequeños misterios urbanos que entretienen a los de la capital.

Desde que somos modernos, en España venimos haciendo con la basura como con los muertos: mejor hurtarlos de nuestra vista, soterrando contenedores como si los enterráramos. En Europa, donde no siempre son ni han sido más organizados, el espectáculo es muchas veces otro: hileras de bolsas de amarillo chillón tiradas en la acera, a la espera de que las recojan, porque no usan contenedores. El que haya viajado las ha visto. Todas iguales, porque se compran en el Ayuntamiento y sólo sirven esas, que vienen a sustituir el pago de la tasas de Basuras. Lo que nos cuesta ser civilizados, en dinero y en aromas…

Y así, hasta que de repente una bolsa de basura orgullosa de serlo se planta ante nosotros y debajo de nuestra pituitaria, para que no la ignoremos.

Es en Guadalajara, frente a un instituto.

¿Habrá una tercera? El lector nos disculpará, pero dada la naturaleza del asunto, de esto no seguiremos informando.

Bolsa de basura en una papelera de Guadalajara, a la espera de su futuro el 21 de febrero de 2022. (Foto: La Crónic@)
Bolsa de basura en una papelera de Guadalajara, a la espera de su futuro el 21 de febrero de 2022. (Foto: La Crónic@)

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