El miércoles, 17 de febrero, es Miércoles de Ceniza. Esta fecha es la que abre para los católicos el tiempo cuaresmal. Esta es la segunda Cuaresma afectada por la pandemia, circunstancia que influirá en las celebraciones específicas, como viene ocurriendo durante este ya largo periodo de limitaciones para la vida cotidiana.
Desde la Diócesis Sigüenza-Guadalajara se indica que «no hay nada nuevo respecto al aforo de los templos (ahora en el límite del 40%), las distancias, el uso de la mascarilla y la recomendación de hidrogel, amén de otros detalles referidos al cantar, leer y distribuir la comunión».
Sin embargo, en el rito de la imposición de la ceniza sí hay novedad. Desde la Vicaría General se han difundido las disposiciones establecidas por la Santa Sede.
Así, la primera parte de la ceremonia, que es la bendición de la ceniza, la hará el sacerdote desde el altar, desde donde también la ofrecerá a los fieles una sola vez con una de las dos fórmulas del Misal Romano: «Convertíos y creed en el Evangelio», o bien: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás»”.
Y para la segunda parte, o imposición física de la ceniza en la cabeza, se pide al celebrante que limpie sus manos y se ponga mascarilla antes de la imposición. Seguidamente, “impondrá la ceniza a cuantos se acercan a él o, si es oportuno, se acercará a los fieles que estén de pie, permaneciendo en su lugar. Y el sacerdote tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada”.