Después de tres lustros de empecinamiento, volantazo total en el criterio de los técnicos municipales, que hasta ahora se habían opuesto en redondo a cualquier manipulación sobre la fachada preservada del edificio conocido como «el del Maragato», en la Plaza Mayor, que recuerda la pescadería que abrió durante décadas en sus bajos. La propiedad tendrá un mes para presentar el proyecto de demolición y habrá de conservar las galerías del subsuelo. De la situación de este rincón de la ciudad ya dio todos los detalles LA CRÓNICA, en un reportaje muy comentado en su día.
El derribo de la fachada que nunca se iba a derribar es uno de los asuntos que aparecen en el orden del día de la Junta Local de Gobierno, a la que van los asuntos sin ninguna duda sobre el resultado de las votaciones, siempre a favor de los postulados que defienda el equipo de gobierno de PSOE y Ciudadanos. Después pasará al Pleno, donde también ambos partidos suman mayoría absoluta.
La Junta, de acuerdo
Los técnicos jurídicos de Urbanismo remitieron el pasado jueves el informe-propuesta de acuerdo a la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento para autorizar la demolición de la fachada del inmueble situado en Calle Mayor número 2, que albergaba la pescadería Maragato y la antigua zapatería Marelvi. El agente edificador deberá conservar y restaurar el sótano, cuyo mantenimiento ha resultado ser el argumento decisivo para tirar la pared y retirar los andamios, casi dos décadas después de montados. Los técnicos ahora asumen que para trabajar en las galerías hay que eliminar previamente la fachada, por ser incompatibles.
La Junta de Comunidades no parece que vaya a suponer un freno y, de hecho, se cuenta ya con su anuencia, como atestiguan los informes que obran en poder de los responsables municipales.
Un año ya desde que la empresa propuso lo mismo
Como ya informó en su día LA CRÓNICA, en los primeros meses de 2021 la empresa promotora presentó un escrito ante el Ayuntamiento de Guadalajara para proceder a la demolición de la fachada.
Del viejo inmueble apenas queda nada, más allá de la fachada que todos los que han caminado alguna vez por el centro de Guadalajara en los últimos 16 años han podido contemplar, como si fuera parte permanente del espíritu de la ciudad. Con un daño notable a la imagen de la ciudad y con un coste más que reseñable para sus propietarios originarios: según las fuentes consultadas por este diario, el alquiler de los andamios le supuso al anterior propietario un desembolso muy superior a los 200.000 euros. Litigios aparte para un contencioso que acabó en Albacete, como se recuerda en esta misma información.
La propuesta de la empresa que se ha hecho mediante un PAE con el solar del «Maragato» y el anexo conocido como de «Marelvi» para construir sobre él era ya hace un año la demolición completa de los restos de la fachada, tras documentar con el máximo detalle sus características arquitectónicas. Esas mismas características que están veladas a la vista desde hace casi dos décadas por un entramado de tubos y, más recientemente pero con la misma persistencia, por las numerosas pintadas que jalonan todas sus plantas, hasta el tejado.
Para obtener el permiso de derribo y posterior reconstrucción, la petición llegó también a quien tiene la última palabra, que es la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Dentro del planteamiento formalizado por escrito por la empresa promotora, a la reconstrucción fiel de la fachada se sumaba, y ahora ya será obligada, la rehabilitación de un sótano, del que LA CRÓNICA aportó en abril pasado un interesante reportaje. Su superficie no es mucha, ya que coincide en el subsuelo con el espacio que ocupa la escuadra de la fachada. A simple vista, y a falta de un estudio en detalle que no era posible realizar por el riesgo de desplome, la obra decimonónica de ladrillo es estéticamente muy interesante.
16 años de litigios y esperas
En los más de tres lustros transcurridos desde que se derribó la casa original, la persistencia del solar ha corrido pareja al poco interés político por comprometer fechas ni pasos concretos. En alguna ocasión, como ocurrió en septiembre de 2020, el seguimiento informativo por parte de LA CRÓNICA sí que pareció servir para que, al menos circunstancialmente, se desatascara este parece que inacabable proceso.
Por entonces, y tras varios meses de parón, el expediente no había superado el primero de los trámites antes de encallar en el estudio arqueológico.
Fue en enero de 2020 cuando la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Guadalajara puso en marcha el procedimiento para la construcción de viviendas en esos dos solares, unidos en el laberinto burocrático que ahora recordamos.
Un largo proceso judicial
El definitivo fallo judicial de 2019 ponía fin a un largo proceso que paralizó el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha en 2016, después de que los propietarios de los terrenos se negasen a aceptar el Programa de Actuación Edificativa (PAE).
Mediante esa fórmula urbanística, un tercero puede en teoría construir sobre el solar que lleve más de 24 meses sin ser edificado por la propiedad originaria.
La herramienta existe pero sólo ha sido planteada, con escaso éxito además, para muy contadas parcelas del más de un centenar que están en barbecho especulativo en la capital alcarreña.
Requisitos, y parón, de la Junta
La Junta de Gobierno del Ayuntamiento concedía en enero de 2020, insistamos, un plazo de tres meses al promotor para que, como agente urbanizador, presentara un estudio arqueológico que sería remitido a la Junta de Castilla-La Mancha. Así se hizo y de allí no volvió hasta un sonado reportaje de LA CRÓNICA, en los últimos días del verano de 2020, en plena pandemia.
Ahora parece que se abre el camino hacia el Proyecto de Ejecución de la Edificación, pagar las tasas correspondientes y entregar un plan de reparcelación en régimen de propiedad horizontal, para su visado por los técnicos municipales.
Sólo cuando se culmine ese largo procedimiento el agente urbanizador podrá construir sobre el solar. También está obligado a indemnizar, se supone que en especie, a los propietarios de los terrenos, que han sido la parte contraria en el litigio.
Los buenos deseos de Pérez Borda
En el lejano mes de enero de 2020, el primer teniente de alcalde y responsable de Urbanismo, Rafael Pérez Borda, valoraba como «una gran noticia que el Ayuntamiento retome al fin el proceso que permitirá poner fin a la vergonzosa imagen del andamio en el corazón de la ciudad».
En este sentido, Pérez Borda afirmaba que el nuevo equipo de Gobierno colaborará en todo lo que sea posible para «agilizar» los trámites necesarios para que la construcción sobre este solar sea «lo antes posible».
El edil de Urbanismo recordó entonces que el Gobierno municipal considera «urgente» la actuación en el casco para acabar con los solares e insiste en que utilizará «todas las herramientas y figuras urbanísticas al alcance del Ayuntamiento y por supuesto la figura del PAE ahora que cuenta con el respaldo de la Justicia».
El martes, los lectores de LA CRÓNICA podrán confirmar aquí si el expediente, finalmente, se ha presentado en los términos apuntados.