TOLEDO, 19 (EUROPA PRESS)
Han pasado ya tres años desde que el hotel de lujo ubicado en el conocido barrio de los Canónigos, frente a la Catedral de Toledo, echara a andar. Desde entonces, han sido varias las constructoras que han pasado por el proyecto, que durante este tiempo ha provocado un creciente malestar entre muchos vecinos de la zona, que lamentan que el turismo vaya ganando terreno a los residentes, además del aviso de organismos que velan por la ciudad, Patrimonio de la Humanidad.
Las molestias derivadas de esta gran intervención, que afecta a la totalidad de la manzana comprendida entre la Bajada del Pozo Amargo y el Callejón del Vicario, han llevado a comerciantes y vecinos del barrio, hartos de las humedades y de la suciedad generadas durante años de obra, a recoger firmas para forzar a las constructoras a desmontar andamios, toda vez que la actividad se ha mantenido durante muchos meses paralizada.
Pero, mientras esto sucedía, ha explicado a Europa Press Isidro Esquíroz, vecino y participante de la iniciativa, la obra se retomó y esas quejas vecinales no fueron finalmente entregadas.
EL TOQUE DE ATENCIÓN DEL ICOMOS
Ese desasosiego ha llevado a Ellen Lange, vecina del Pozo Amargo, a denunciar ante diferentes administraciones que instalaciones de este tipo, además de potenciar la turistificación y fomentar la despoblación en el barrio antiguo de la capital regional, provocan «la pérdida de su identidad y de su esencia».
A ello se suma, según ha lamentado Lange en declaraciones a Europa Press, la «desaparición del patrimonio «que atesoraban las viviendas de la manzana que se convertirán en un hotel de lujo, que se ha llevado por delante, ha alertado, suelos de espiga de la Alta Edad Media (siglo X), forjados y hasta el histórico cobertizo del Pozo Amargo.
De ahí que esta noruega afincada en Toledo, que llegó cuando su madre, historiadora del arte, decidió comprar una casa seducida por el Casco Histórico, apenada por la transformación que éste ha sufrido desde que ella era niña, haya elevado ante la delegación española del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) el tema de este hotel de lujo en el barrio de los Canónigos.
En su respuesta, esta institución ligada a la Organización de Naciones Unidas, recuerda que la zona está reconocida como sector de rehabilitación preferente en el Plan Especial del Casco Histórico de Toledo (PECHT), a tenor del estado de la edificación, casi «ruinoso», pero con «un considerable valor patrimonial y urbano».
Según dicho comité, el hecho de que esta zona cuente con dicha calificación abre la puerta al desarrollo de proyectos como el referido hotel, pero «manteniendo ambientalmente cualquier elemento individual que pudiera caracterizarlas». Asimismo, tranquiliza indicando que la intervención ha estado controlada por la Dirección de Patrimonio y Arqueología del Gobierno regional, que ha autorizado la ejecución de las obras programadas.
No obstante, en su valoración tras la denuncia de esta vecina, el Icomos cuestiona la «validez» del PECHT para amparar actuaciones de este tipo, «que pueden estar conllevando la pérdida del ´skyline´ de la ciudad histórica».
«Los años en vigor del PECHT han puesto en evidencia carencias como la relativa al aumento de los índices de edificabilidad de los edificios que, sin duda, deben ser objeto de revisión. Esto debe hacer reflexionar a las administraciones competentes sobre la necesidad de revisar alguna de esas normativas y, en su caso, modificación», advierte en su respuesta.
REVISAR EL PLAN DEL CASCO
En términos parecidos se ha expresado el presidente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (Rabacht), Jesús Carrobles, en declaraciones a Europa Press, donde ha explicado que aunque la institución no se ha pronunciado sobre este caso concreto, sí lleva tiempo alertando del impacto y el cambio que el turismo está provocando en el vecindario del barrio antiguo.
«No hay que renunciar al turismo ni a la construcción de hoteles, pero hay que hacer un estudio de las posibilidades reales de Toledo, teniendo en cuenta que hay que equilibrar su instalación con el cuidado del tejido vecinal, que es la garantía de futuro y quien mantiene vivo el Casco de Toledo, no el que viene a pasar dos días».
Y es que, a su juicio, el COVID-19 ha supuesto un «toque de atención evidente». «Hemos creado un producto turístico de primera magnitud a lo largo de más de cien años que ha permitido el desarrollo de Toledo y de su gente, pero es un modelo que cuando falla mínimamente, como ha ocurrido estos meses, provoca un desajuste importante», ha advertido.
«Muchos de los comercios del Casco, tras el paso del coronavirus, aún no han abierto y eso supone un problema a la hora de acceder a determinados servicios. Una economía orientada al turismo nos debería hacer reflexionar, porque supone un problema de cara al futuro», ha insistido Carrobles, que considera necesario estudiar «bien» todos los proyectos, como el hotel de lujo del barrio de los Canónigos, pues Toledo es «una ciudad compleja que no admite todo».
Según el presidente de la Rabacht, este tipo de obras tendrían que estar reguladas en un plan especial del Casco y advierte que, aunque el actual ha sido «bueno», data del 1997 y «la situación ha cambiado mucho».
LA ACTIVIDAD CONTINÚA
Mientras, fuentes municipales consultadas por Europa Press han asegurado que la construcción de este hotel continúa activa porque la licencia se ha ido renovando, y han precisado que una obra de tal envergadura «lleva su proceso» y es normal que se dilate en el tiempo, sobre todo al estar sometida a estudios arqueológicos.
Así las cosas, dichas fuentes no han facilitado el número de empresas que han llegado a intervenir hasta el momento en la edificación, y alegan que, aunque haya sido una la que pidiese la licencia inicial, ésta puede ir subcontratando a otras sociedades sin la obligación de informar de ello a la Concejalía de Urbanismo.
Por su parte, la actual edificadora ´Kalam´, consultada por Europa Press, no ha aportado información del estado de la construcción ni de los plazos que maneja para concluir su intervención.
EXPLOTAR CAPACIDADES DEL CASCO
Fue el 17 de febrero de 2017 cuando se presentó este hotel «de 4 o 5 estrellas», que se extendería sobre una superficie de 5.500 metros cuadrados y contaría, según el proyecto inicial, con 67 habitaciones, además de un ´spa´, ubicado en unos antiguos baños árabes.
Impulsado por el grupo Hotusa, aglutinaría una inversión de seis millones de euros en un solar que uniría siete fincas y recuperaría seis patios originales, sus volumetrías y las cubiertas, con la intención de incorporar al conjunto final todos los elementos arqueológicos que aflorasen durante los trabajos.
Según detalló el arquitecto de Avastudio –encargado del proyecto– Cristian Naudín, las obras podrían extenderse entre 15 y 24 meses, en función de lo que se encontrase, toda vez que ya habían aparecido restos de un muro romano, restos mudéjares y fincas de los siglos XV y XVII.
En esta parcela, como dijo el entonces edil de Urbanismo, Teo García, ya se quiso edificar otro hotel hacia el 1999, pero el proyecto, que llegó a tener licencia de construcción, finalmente no se ejecutó.
Mientras, la alcaldesa, Milagros Tolón, incidió en aquel momento en la necesidad de ser «sumamente cuidadosos» con las actuaciones que se lleven a cabo en el Casco Histórico a fin de «velar» por sus vecinos, defendió que este hotel dinamizaría un espacio degradado desde hace años, crearía empleo, «potenciaría la conservación arqueológica de los restos» y «revitalizaría» la zona, demostrando que Toledo es una ciudad atractiva empresarialmente.