Quien se acerque a ver de qué va, qué es y qué queda en el Fuerte de San Francisco tras décadas de incuria y de promesas incumplidas sólo encontrará abandono. Y un gato.
Nadie te impedirá el paso para deambular por esas calles vacías de una ciudad hecha de ladrillo y espectros de militares que algunos quieren llenar de cine; otros, en cambio, insisten en que a ellos no les vayan con películas. Al fondo, el común de los vecinos de Guadalajara permanecen ajenos a todo esto, en cuerpo y alma.
Como de lo que se trata siempre en política es de marcar territorio, levantando la patita para dejar unas aromáticas gotas de orina por las esquinas, el PSOE de la Junta y el PP del Ayuntamiento han encontrado un espacio ideal para sus micciones y sus mojones… por sus mojones.
Quien aún no sepa de qué estamos hablando tiene una sencilla tarea: leerse o releer lo ya escrito en LA CRÓNICA sobre la cuestión en las últimas semanas, que recordamos en estos enlaces,
- El deterioro del Fuerte de San Francisco, en imágenes
- Guarinos pretende que la Junta pague 30 millones por el Fuerte
- ¿Ciudad del Cine o Ciudad de la Cultura? Piden reconsiderar el futuro uso del Fuerte de San Francisco
Acotado el territorio de la batalla, ya sólo queda sentarse ante el ordenador o pertrechados con el smartphone y seguir, día a día lo que está por venir.
Si acaso, también nos queda a nosotros, pobres mortales, encomendarnos al gato guardián del Fuerte de San Francisco, ese que nos mira cuando recorremos las naves que pronto serán trincheras y casamatas en el inminente tiroteo, para que intente poner algo de orden en el zafarrancho que se avecina.
¿Se imaginan que Ana Guarinos se ponga de acuerdo con García-Page o sus emisarios y todo se resuelva de un modo razonable?
Esa sí que sería toda una noticia, al borde de lo inaudito.