Guadalajara está en el mapa de los grandes proyectos europeos para alternativas energéticas de aquí a 2050. La provincia, que ya se está alicatando de arriba a abajo con paneles solares, como viene reseñando LA CRÓNICA desde hace tiempo, ha sido elegida para otro propósito. Desde hace meses, hay documentos oficiales en los que el subsuelo alcarreño está destinado a ser el gran almacén de hidrógeno de España.
Sobre la cuestión se ha venido guardando una discreción extrema por parte de las autoridades regionales. Ha sido el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el único que en los últimos días ha comenzado a insinuar el próximo anuncio de una gran operación de alcance nacional en Guadalajara, en una actividad que podría generar miles de empleos. Incluso ante la petición directa de este periódico de mayores aclaraciones el pasado miércoles, el presidente evitó facilitarlas. Otras fuentes de la Administración regional sí han corroborado a LA CRÓNICA que el hidrógeno es un elemento muy presente en las más altas gestiones desde la Junta de Comunidades en las últimas semanas.
Nombres como Iberdrola, Enagás o la británica BP están detrás de los movimientos que ya se van desvelando en España sobre el «hidrógeno verde», la nueva tendencia de moda para generar grandes expectativas de negocio.
Es precisamente Enagás una de las partícipes de un estudio continental, que se acaba de publicar el pasado mes de abril, y en el que figura el siguiente mapa:
En el informe, de 32 páginas y que ha podido consultar LA CRÓNICA, se confirma que el almacén de Guadalajara es el único previsto en España para guardar las reservas de hidrógeno del país.
El que administraciones, petroleras y gasísticas anden juntan con el hidrógeno por bandera tiene mucho sentido, ya que lo que se pretende es crear una red europea que utilice la actual red de gasoductos para el transporte de la nueva fuente de energía. Enagás tiene, precisamente, una red 11.000 kilómetros y un gran almacén subterráneo de gas… en Yela, cerca de Brihuega, en plena Alcarria y a 2.300 metros de profundidad.
¿Por qué hay que guardar el hidrógeno bajo tierra?
La industria de la energía asume que los costes de almacenamiento en depósitos en superficie son tan elevados que lo hacen inviable para un periodo prolongado. Así lo ratifica un informe de la Agencia Internacional de la Energía, publicado en 2019 y consultado por este diario.
La alternativa, como adivinará el lector fácilmente a estas alturas de la información, es usar los almacenamientos geológicos naturales, como es el caso de los acuíferos. «Estos recursos son utilizados para el almacenamiento de gas natural, pero se encuentran en desarrollo proyectos que permitan evaluar la viabilidad de su uso para almacenar hidrógeno en España, debido a su alta eficiencia y bajos costes operativos». No obstante, en los documentos consultados también se resalta que «los requisitos de presión mínima de mantenimiento restringen su uso presente, debiendo centrarse el esfuerzo de investigación en asegurar que su potencial utilización en el largo plazo se realice de forma completamente segura para las personas y el medio ambiente».
La exigencia de recurrir a acuíferos para almacenes como el de Guadalajara es doble: la pérdida rápida y continua que se produce cuando se hace en superficie y, junto con ello, la necesidad de disponer de existencias estables ante una producción que no será continua, al estar vinculada a la energía aportada por el sol o el viento para conseguir el hidrógeno.
Un estudio publicado en la revista Energy and Environmental Science aborda los retos aún pendientes para el almacenamiento subterráneo de hidrógeno a gran escala. Porque aún hay muchas incertidumbres en este terreno.
Hidrógeno «español» e hidrógeno de paso
El papel de España en todo este gran proyecto europeo, que en buena medida lidera Alemania, tiene dos variantes complementarias. Por un lado, se pretende aprovechar el exceso de potencia instalada en fotovoltaica y eólica para la producción in situ de «hidrógeno verde». Por otro, y más importante, España estaría destinada a ser la vía de entrada a Europa del hidrógeno producido a bajo coste en África. Se da la paradoja histórica de que, más de un siglo después del auge de la colonización, los países occidentales se dispongan a volver a priorizar la opción de consumir energía generada en el Tercer Mundo, con la consiguiente estrategia de control sobre dichos estados.
En lo puramente técnico, los planes son que la red española se conecte con Francia
a Francia a través de los gasoductos ya existentes por Larrau (2035) e Irún (2040) y con la creación de una nueva línea a través de Cataluña en 2040. Se estima que las conexiones con el norte África podrían estar disponibles en 2035. ¿El destino prioritario? Europa central, obviamente.
Este lunes, acto en el Palacio de Fuensalida
Será este lunes cuando se celebre en Toledo un acto revelador, a la luz de lo que expliquen los convocados a participar allí. En Fuensalida estará la ministra Reyes Maroto (que compartió conversación privada con Page esta semana en Fitur), junto con la cada vez más omnipresente en temas regionales Teresa Ribera. La vicepresidenta cuarta se ha prodigado en las últimas fechas a favor de las tesis de restringir el Trasvase Tajo-Segura, pero su departamento es clave, sobre todo, para el sector energético. A última hora se ha sumado el mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Por la parte empresarial, que es la que pone el dinero y espera conseguir beneficios, estará el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, y el de la multinacional Cummings, relevante en el mundo de la automoción. Ambas han llegado a un acuerdo «para acelerar las oportunidades de crecimiento del hidrógeno verde en Iberia y posicionar a España como líder tecnológico e industrial en Europa».