Emiliano García-Page es un hombre siempre efusivo según se baja del coche oficial, del que en realidad no se ha terminado de apear desde que era un chaval. Bono regalaba relojes y Page, gestos de cariño.
Este miércoles, en Guadalajara, ha vuelto a demostrar que en lo de saludar al personal es un hombre exuberante. En otros aspectos más reservados de su vida privada, uno se malicia que también.
El presidente de Castilla-La Mancha tiene una tendencia clara a dar pequeños cachetes a todo aquel que le aguarda en el besamanos de los actos oficiales e, incluso después, al que se pone a su alcance.
En estos tiempos tan recatados, claro está, de los ósculos decimonónicos no queda más rastro que el nombre y la definición de esta palabra en el diccionario, con sus correspondientes acepciones.
La mecánica del saludo es casi siempre similar: mano derecha para el apretón y cachetito en la mejilla con la izquierda, acompañada de sonrisa y del nombre del interfecto más una palabra de afecto, si el saludado es conocido.
En un nivel superior se encuentra, para la correcta valoración periodística de los aprecios, cuando el estrechamiento de manos viene acompañado de un breve masajeo de cogote de la persona a quien se reconoce esa cercanía merecedora de tanta efusividad. Eso es lo que ha recibido este 31 de agosto Alberto Rojo en propia nuca.
Las fotografías de LA CRÓNICA no mienten nunca además de ser, en muchas ocasiones, ejemplos de que reflejar la actualidad no está reñido con el arte. En esta oportunidad falta el arte, sí, pero rebosa el sentido de la oportunidad.
Al actual alcalde de Guadalajara la bendición presidencial le llegó hace ya muchos meses, cuando se confirmó el criterio general en el PSOE de Castilla-La Mancha de mantener como candidatos para mayo de 2023 a todos los alcaldes socialistas con mando en plaza desde 2019. De este modo, se desterraron las dudas y las elucubraciones en ese bando. En el contrario, aún están peinando al candidato, ya saben.
Como la política es el arte de lo posible y la constatación de que la imaginación escasea cuando de elecciones se trata, ya imaginarán que la presencia de García-Page por Guadalajara, al igual que ya la practica por Sigüenza o Molina, irá en creciente aumento hasta las vísperas de la cita con las urnas. Es lo de siempre, como casi siempre. Están en juego los ayuntamientos y la Diputación, más lo que resulte en el parlamento regional.
A Emiliano García-Page Sánchez es posible que le aguarde en 2023 una renovación en el cargo, si el electorado lo quiere. Y, tal vez, unos años de horizontes cada vez más abiertos y despejados para otros vuelos, si Feijóo no tropieza y Pedro Sánchez, sí.
Aún quedan muchos cogotes que frotar, como lámparas mágicas, hasta que eso se desvele.