El día 7 de diciembre de 1810, el general Hugo, le envió al guerrillero Juan Martín, ‘El Empecinado’, una carta, desde Humanes conminándole a rendirse o a pasarse a sus filas.
El día 8, el guerrillero le contestó, desde Cogolludo, en duros términos, negándose a aceptar cualquier pacto propuesto por el francés, renegando del rey impuesto, José Bonaparte, y prometiendo que él mismo, y hasta el último de los soldados, continuaría la guerra contra los franceses.
La historia del enfrentamiento entre ambos se está recordando en las visitas guiadas que se llevan a cabo, durante el Puente de la Constitución, en Cogolludo. La última es este sábado.
La historia acabó con la voladura, por parte del general francés Joseph Léopold Sigisbert Hugo, padre del novelista Victor Hugo, del castillo de Cogolludo.
La primera noticia que se tiene de este castillo nos lleva al siglo X. Fue una atalaya defensiva de los musulmanes. Pasó, después de la Reconquista a la orden Calatrava, después a los Mendoza, y finalmente a los Medinaceli. Y fue el 10 de agosto de 1811, cuando el general Hugo ordenó su demolición.
‘El Empecinado’ hacía guerra de guerrillas en Guadalajara, y, antes que permitir a sus partidarios atrincherarse en la fortaleza, decidió volarla por los aires.
El castillo tenía, según reza en los documentos, siete torres cilíndricas macizas, una torre del homenaje, alta y cuadrada, foso, mazmorra, aljibe y armería. Y es, aún ahora, lugar privilegiado para recorrer la historia de Cogolludo desde lo alto, y con ello, los diferentes asentamientos, culturas y evolución urbana de la villa serrana a lo largo de los siglos.
La huella de «El Empecinado» por la provincia
Juan Martín ‘El Empecinado’, militar y guerrillero, fue uno de los personajes más destacados de la Guerra de la Independencia. Estuvo presente en la provincia de Guadalajara a partir del año 1809. Hay constancia de su paso por Sigüenza, Mirabueno, Trillo, Cifuentes o Marchamalo.
Nació el 2 de septiembre de 1775, en Castrillo de Duero, en Valladolid. Y fue por él, por quien el término “empecinado” pasó al Diccionario de la Real Academia Española con la acepción de obstinarse o aferrarse a una causa.
El apelativo de Juan Martín proviene de una especie de lagos que había en su pueblo natal que tenían pez. Por este motivo, a los nacidos allí les decían empecinados. Con su trayectoria vital y forma de proceder, hizo que empecinarse en algo acabara significando la defensa de una causa justa con insistencia.
‘El Empecinado’ apostó por el liberalismo, siendo un patriota, y fue ejecutado en Roa (Burgos) en el año 1825, en la horca, durante la Década Ominosa (1823-1833).
El Empecinado llegó a Cogolludo en 1810. Defendió el pueblo frente a los franceses y contra las armas del general Hugo, que lideraba las tropas napoleónicas y que fue rival acérrimo de ‘El Empecinado’.