La relación de Guadalajara con el Ejército es manifiestamente mejorable desde hace mucho, tanto en presencia como en ausencia.
La ciudad está recordando, con cierta sordina, el centenario del incendio que arrasó la Academia de Ingenieros. Los restos de la aeronáutica y la aerostación militar, ramas en las que Guadalajara fue referencia internacional, se dejan perder irremisiblemente. Y como colofón, el azaroso destino del Fuerte de San Francisco.
Hace dos décadas, el Estado cedió a la Junta de Comunidades los terrenos antaño militares (donde hasta pastaban algunos ciervos dentro del vallado), sobre los que se han edificado barrios enteros, con una plusvalía que engrosó en su día las arcas regionales.
El Plan de Singular Interés Fuerte de San Francisco fue aprobado por la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha el 7 de junio de 2005.
Desde entonces, los centenarios edificios (alguno de ellos aprovechando construcciones anteriores, como la del claustro) han sufrido una intensa degradación, el uso ocasional como almacén o como escenario para rodajes cinematográficos y, en fecha más reciente, ha centrado el interés de algunos vecinos de la capital, que han suscrito un manifiesto reivindicando usos futuros.
La Junta de Comunidades, mientras, prepara un proyecto propio de Ciudad del Cine que, a su juicio, daría por finalizadas las millonarias reclamaciones económicas que desde el Ayuntamiento de Guadalajara se siguen haciendo a la Administración regional. De hecho, hace muy escasas fechas la alcaldesa, Ana Guarinos, cifraba en 30 millones de euros lo que estaría pendiente de abonar desde Toledo a las arcas municipales por este concepto.
Lo incontestable es el pésimo estado que presentan parte de las instalaciones, como se comprueba en las siguiente imágenes:
