El párroco de la iglesia de la localidad guadalajareña de Trijueque, Arturo Francisco Ibáñez Alguacil, ha mostrado su negativa a la petición de retirada de una placa de la fachada de la iglesia en recuerdo de paisanos caídos durante la Guerra Civil argumentando que se trata de un «recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados».
Así responde el párroco al requerimiento efectuado por el Ayuntamiento a instancias de una iniciativa del senador de Compromís Carles Mulet. A pesar de este nuevo intento para que se haga cumplir con lo dictado en la Ley de Memoria Histórica, el clérigo considera que dicha placa no incumple el ordenamiento vigente.
La placa y los represaliados
«A nuestro entender no es así, tanto por las dimensiones de la placa como de las letras, considerándose que la misma no deja de ser un recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, sin que por ello puedan herirse sensibilidades de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura», asegura.
Añade que, en caso de retirarla, «se tendría que justificar ante los vecinos que tal placa es una exaltación de los enfrentados en la triste Guerra Civil del siglo pasado».
«No tengo constancia en 37 años que llevo en Trijueque de que la existencia de esta placa suponga para los vecinos una situación que les resulte intolerable, molesta o que pudiera herir alguna de las sensibilidades de los habitantes del municipio. Nadie nunca me ha comentado nada», sostiene el párroco.
En la placa figuran con un recuerdo «por Dios y por España» nombres de caídos en la guerra, varios de ellos de la localidad, entre los cuales figura quien fuese párroco del pueblo, Pedro Fraile.
El propio párroco ha argumentado a Europa Press para LA CRÓNICA que la placa se puso como «un recuerdo de oración y gratitud a las personas creyentes» y que la iglesia nunca había presumido de tenerlas allí como enfrentamiento ciudadano ni como ostentación.