Vayamos aprendiendo en cabeza ajena. España, que acaba de volver a superar los 50 casos de COVID por 100.000 habitantes y ha entrado de nuevo en el denominado «riesgo medio», debería mirar más allá de los Pirineos para comprobar qué podría llegar a pasarnos dentro de no mucho tiempo.
El virus ha vuelto a tomar fuerza en Europa. Eso ya es incontestable. Así, Alemania ha registrado récord de nuevos contagios diarios desde el inicio de la pandemia. Croacia y Serbia han alertado del riesgo de colapso de su sistema sanitario. Mientras, la merecidamente cuestionada OMS ha advertido que la situación en Europa está en un «punto crítico» y es de «gran preocupación». La Organización Mundial de la Salud habla de «insuficiente» cobertura de vacunas y de relajamiento de las restricciones como causas de la subida de casos en estas últimas semanas. También ha podido influir la llegada del frío, el inicio del curso escolar, la vuelta al trabajo presencial y el predominio de la variante delta, que es más contagiosa.
En Italia los contagios están aumentando en el noreste de Italia, la zona donde se han registrado las mayores protestas de antivacunas, con especial atención a Trieste, pero también en otras áreas de su región, Véneto, mientras las autoridades han dado la vía libre a la administración de una nueva dosis para los vacunados con el suero de Johnson & Johnson.
Austria registró en las últimas 24 horas un total de 19 muertes y 8.593 nuevos contagios, un 32 % más que la víspera, lo que supone la cifra más alta desde noviembre de 2020 y la segunda mayor desde que estalló la pandemia. La presión hospitalaria continúa creciendo y más del 15 % de todas las camas en cuidados intensivos están ya ocupadas por pacientes covid.
El riesgo de no vacunarse
Los países con tasas de vacunación más bajas, como los bálticos y los de Europa Central y del Este, tienen altos índices de hospitalizaciones, señala la OMS, que resalta que la mayor parte de los ingresados y muertos son gente que no ha completado la pauta.
La región europea de la OMS -que incluye a 53 países de Europa y Asia Central, entre ellos Rusia y varias repúblicas exsoviéticas- registró la semana pasada casi 1,8 millones de nuevos casos y 24.000 muertes, un 6 y un 12% más respectivamente que la anterior, y en Europa el aumento de transmisiones en las últimas cuatro semanas es del 55%. Aunque la subida de casos es generalizada en todos los grupos de edad, la OMS destacó como más preocupante el «rápido» aumento en las personas mayores, ya que el 75% de las muertes son de gente de más de 65 años. El porcentaje de ingresos hospitalarios se ha duplicado además en la última semana, según los últimos datos.
Y si no hay una reacción y la transmisión se mantiene a estos niveles, podría haber medio millón de muertos en la región de aquí al 1 de febrero, con 43 países en situación de «presión alta o máxima» en sus sistemas de salud, según las proyecciones del organismo.