Pedro Balañá es un peculiar empresario taurino que prefiere tener la Monumental de Barcelona cerrada antes que arriesgarse a encolerizar a algunos si organizara, como la ley le permite, festejos taurinos en el coso que es de su propiedad. Junto con su hermana, el que fuera responsable durante años de la plaza de Guadalajara administra cines y teatros en la ciudad condal, pero sin toros en el horizonte.
Ha sido precisamente allí, sobre la arena que José Tomás pisó en triunfo crepuscular antes del cierre definitivo haca ya tantos años, donde el diestro Juan Ortega ha dibujado algunas de esas verónicas que tan encandilada tiene a la afición… fuera de Cataluña.
Este martes, 11 de febrero, por sus redes sociales compartía el toreo de salón a plaza vacía, apenas dos días después de su paso por Valdemorillo, donde esta vez no triunfó, como ya quedó reseñado en este mismo periódico.

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