La psiquiatra que vio al parricida de Brihuega después de que matara a sus padres el 9 de mayo de 2022 ha señalado que no apreció síntomas psicóticos y ni siquiera alteración de ánimo, ni en fase de euforia ni depresiva. En su declaración, este viernes, ha abundado en valoraciones que dejan a la defensa desarmada de posibles argumentos exculpatorios o de atenuantes.
La especialista ha detallado que el acusado no registraba alteración psicopatológica apreciable. Además, una alteración del juicio de la realidad como la que alegan el acusado y su letrada será incompatible con la acción, acreditada, de planificar un asesinato, ponerse unos guantes, lavar un cuchillo o entrar sigilosamente en el domicilio, ni con simular después un robo, como hizo Adrián nada más ocurrir los hechos.
En relación con la aparición de brotes súbitos alegados por la defensora, una de las psiquiatras que ha comparecido en la tercera sesión del juicio ha recalcado que «no es posible que estos aparezcan y desaparezcan». En esa línea se han pronunciado una decena peritos que han pasado por la sala acto seguido.
También han prestado declaración los forenses, los cuales han valorado que, pese a la medicación y a haber consumido días antes alguna droga, las funciones psíquicas y la atención de pensamiento y colaboración del detenido no estaban alteradas. Han descartado la afectación de sus capacidades en aquella trágica jornada pese a que diera positivo en orina por consumo de cocaína.
En cuanto al hecho de sufrir trastorno bipolar, según los forenses, si lleva una vida acorde a ciertos parámetros «puede ser una persona funcional». «Sus capacidades estaban íntegras», han enfatizado.