Pasaba un cuarto de hora de las ocho de la mañana del 4 de octubre de 2022. En ese momento, el «Arriaca Digital» dejaba de ser el hijo putativo del Edificio Negro para convertirse, gracias a La 1 de Televisión Española, en un ejemplo a escala nacional, casi cósmica.
Los de la cadena pública han decidido, por ignotas razones, desplazar un equipo para hacer una conexión en directo en el informativo matinal, en ese «La Hora de La 1» que este martes se dedicaba a glosar con fanfarrias el acuerdo dentro del Gobierno de coalición para sacar adelante los presupuestos de 2023. También se recordaba al fallecido Jesús Quintero, rey de los silencios.
Entre tertulianos y noticias, el Arriaca Digital de Guadalajara apareció en las televisiones de toda España por sus méritos «sostenibles», con ahorros de hasta el 40 por ciento en energía a pesar de lo acristalado de su envoltura y gracias, en parte, a los paneles solares de su azotea. Es lo mismo que, durante meses, el concejal Israel Marco ha pregonado con un eéxito y alcance fácilmente medible en esta su ciudad que le eligió como edil, para que lo sea con Ciudadanos hasta el próximo mes de mayo. De la indiferencia displicente a la fama, efímera, en un flash de televisión.
Críticas a pie de calle
Los más críticos con las cosas de Guadalajara insistirán en que los alcorques de más abajo siguen vacíos, una vez se secaron los árboles plantados, que nunca sustituyeron ni en número ni en porte a alguno de los eliminados por la reforma de la Plaza del Concejo.
Incluso alguno habrá observado que las losas que se colocaron como pavimento hace apenas tres años están ya agrietadas, como si fueran una metáfora de otras realidades «ciudadanas».
Y que aún no está abierta la Oficina de Turismo allí anunciada.
O que el jardín colgante prometido nunca llegará a babilónico, porque no pasa de ser un felpudo sobre una pared.
Muchos años y demasiado dinero de Europa se han necesitado para sacar adelante esa obra. Pero ha bastado con sacarlo en en la tele para que muchos, incluso en Guadalajara, hayan creído que lo que ahí tenemos los vecinos es algo parecido a una realidad. Será verdad.
