Antonio de Miguel es un hombre al que se le aprecia interés por no levantar la voz y expresarse con corrección en el idioma español. Tras años como profesor, ahora ejerce sus afanes didácticos en los plenos del Ayuntamiento de Guadalajara, desde la oposición. Se supone que, como político que ahora es, aspira a gobernar y a gobernarnos algún día.
Si dentro de unos años, por el apoyo de suficientes vecinos, llegase a ser alcalde de Guadalajara, seguro que no comprendería que un concejal de otro partido le pidiese que aclarara públicamente, más exactamente en el salón de plenos, que no tiene cuentas secretas en Suiza, que carece de vicios inconfesables o, puestos a pedir, que ratificase de viva voz que es incierto cualquier rumor que pudiera oírse en la calle de que suya fuese la culpa de la muerte de Manolete.
De Miguel, como persona inteligente que es, ya habrá deducido que desde estas líneas estamos afeando la penúltima ocurrencia del grupo municipal de Vox que, más allá del pintoresquismo apreciado en otras preguntas o propuestas, ha entrado esta vez de lleno en terrenos peligrosos. Injustificables, en cualquier caso.
Los dos concejales de Vox y sus asesores han llegado a la conclusión de que sería una brillante idea emplazar al alcalde de la ciudad y a los concejales que por ahí mandan a que les aseguren a ellos, en nombre de toda la ciudad, que ninguno del equipo municipal de gobierno ha sido vacunado del COVID. Hay que ser extremadamente ingenuo, o desconocer los principios básicos de la retórica, para no suponer que desde el momento en que se hace una pregunta semejante se está aventando la sospecha de que algo se oculta. Es un viejo procedimiento, el de mencionar al elefante, del que sabe mucho, por ejemplo, el tuitero Echenique, al que entre todos pagamos también un sueldo.
Convengamos que hay líneas que en política no se debieran nunca franquear, no porque sean rojas o azules, sino porque ofenden a cualquiera. El uso elíptico de la insidia, arropado en presunciones o en preguntas con carga implícita, es uno de esos casos. En LA CRÓNICA hemos publicado la noticia sobre la iniciativa de Vox a pesar de las taras que acarrea, porque nuestra tarea es informar, no maquillar. Lo hemos hecho, eso sí, después de confirmar en el propio grupo municipal de Vox que no parecen disponer de hechos concretos que lleven a pensar que hay vacunados irregulares entre los concejales que trabajan junto a Alberto Rojo. Además de verificarlo por otras fuentes, como acostumbramos.
Vox se ha equivocado al lanzar presunciones de irregularidad envueltas en una aparente pregunta. Salvo que tengan algo que esgrimir este viernes en el Pleno, con el nombre y apellidos de algún vacunado o vacunada que sea concejal… y entonces todos les podamos reconocer su eficacia y diligencia en desfacer entuertos de política local. Hay margen para la sorpresa y estaremos dispuestos a reconocerlo.
Si no es así, mejor no enredarse en enredar. Los que nunca les votarán se lo agradecerán. Los que les han votado, quizá incluso más.