Fue durante muchos años la razón de ser de la fábrica más conocida, por ser la más visible, de toda la provincia de Guadalajara. Las chimeneas de Vicasa, en Azuqueca de Henares, eran toda una referencia para los conductores de la A-2, cuando esa carretera apenas tenían un carril por cada sentido hasta llegar a la base «de los americanos» en Torrejón. Eran, no hace falta aclararlo, los años «del 600».
Se cuentan por muchos millones los españoles que comieron y bebieron en aquellos platos y vasos irrompibles que salían de los hornos azudenses. Casi en cada hogar había una humilde vajilla «Made in Guadalajara» y que, esencialmente, sólo presentaba una duda: ¿verde? ¿ámbar? Bajo esos dos colores inundaron el mercado de la España del desarrollismo hasta entrada la Democracia. Junto con ellos, la también legendaria gama transparente.
En quiebra y a la espera de un milagro
Ahora, un tribunal de la ciudad francesa de Orleans ha admitido la solicitud del fabricante de vidrio Duralex para declararse en quiebra. Es el punto, casi final, de una decadencia acentuada por la crisis del coronavirus.
Ha sido un medio local, ‘La République du Centre‘, quien ha informado de los planes de la empresa, que espera aprovechar esta situación para seguir buscando un comprador o para renegociar con las empresas que se habían interesado pero que habían cesado las conversaciones cuando comenzó la pandemia. Las esperanzas que había en junio se habían desvanecido ya.
El director comercial y de marketing del fabricante de la gama Duralex, Frédéric Morin Payé, ha explicado que la facturación durante estos últimos meses se ha hundido un 60%. Esto se produce después de un grave incidente que sufrió la empresa en 2017, cuando uno de sus hornos se dañó durante una reparación y provocó que la producción pasara a 20 toneladas de vidrio por día, en lugar de las 160 toneladas por jornada habituales.
En el caso de desaparecer, quedaría atrás una historia de nada menos que 75 años, cuando este producto nació en el seno de la multinacional gala Saint-Gobain. El acierto técnico consistió en conseguir vidrio templado a 700 grados y enfriado de repente, lo que proporcionaba una resistencia excepcional. Fue trasladarlo al campo de las vajillas domésticas y comenzar un masivo éxito comercial. En caso de rotura, eso sí, no había enmienda, porque la pieza se rompía en cientos de pequeñísimos trozos si se estampaba contra el suelo. Muchos aún recordarán el tiempo y el cuidado que era necesario para encontrarlos, bajo la severa mirada de los mayores, pues los cristales llegaban hasta el último rincón del comedor o de la cocina.
Azuqueca y Duralex, una historia compartida
Azuqueca de Henares y Duralex fueron uno desde 1959, con la constitución de Vidriería de Castilla, S.A., más conocida por su acrónimo, VICASA. Alrededor de la fábrica creció el pueblo y se fue forjando un nuevo tejido social, de trabajadores procedentes en muchos casos del medio rural. Andando los años, en Azuqueca y gracias a esta factoría nacería el sindicalismo de clase en la provincia, puesto que allí trabajaban algunos de los más destacados dirigentes de la clandestinidad.
Pocos años más tarde del inicio de la actividad industrial, en 1963, la empresa crecía con las instalaciones de Isover, también en Azuqueca, para la fabricación de lanas de vidrio destinadas al aislamiento. En 1986 se crea Cristalerías de Vicasa (Crivisa), al separar la producción de envases para uso doméstico. En el año 2000, la empresa matriz del grupo en la península, Cristalería Española, cambia su denominación social por la actual, Saint-Gobain Cristalería. La división de envases de vidrio terminaría por englobarse bajo la denominación de Verallia.