La animosa concejala que es Sara Simón había dejado pendiente de aclaración el cómo y el cuándo se habría de cumplir su compromiso de iluminar el árbol de la Plaza Mayor. Ahora, los lectores de LA CRÓNICA ya pueden saberlo y en primicia, gracias a este chismorreador.
A primeras horas de la tarde del jueves, un operario se afanaba en cubrir con luces led el tronco del gran cedro del Líbano que ocupa una de las esquinas de la plaza. El trabajo era laborioso y sometido a cada vez más frecuentes rachas de intenso viento, más la amenaza de la lluvia.
A este monumental árbol de Guadalajara hay que agradecerle el ejemplo de paciencia que nos concede a todos sus convecinos: ahí le tienen, callado y aguantando, con más entereza que todos nosotros… que soportamos lo que podemos, aunque no siempre tan enteros. Hace años, por ejemplo, soportó los trabajos del aparcamiento subterráneo, sobreviviendo sin secarse. Con alguna que otro ayuda de las brigadas municipales, en los últimos tiempos ha recobrado pasadas lozanías. Y desde este jueves, soporta estoico que le hayan enfundado una iluminación que nos lo convierte en una especie de drag queen vegetal y navideña.
Por si no nos leemos antes del 25 de diciembre…¡Feliz Navidad! Lo demás, importa menos.