Uno de cada tres adolescentes de Castilla-La Mancha hace un uso problemático de Internet y las redes sociales, uno de cada cuatro podría estar siendo víctima de ciberacoso y uno de cada cinco podría tener una cierta adicción a los videojuegos. Son datos ofrecidos por Unicef España en su informe ‘Impacto de la Tecnología en la Adolescencia. Relaciones, Riesgos y Oportunidades’, dado a conocer este martes.
Este estudio recoge las opiniones de cerca de 2.000 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria de 14 centros educativos de la región, de los que el 90,5 por ciento se conecta a Internet todos o casi todos los días.
La frecuencia de conexión aumenta con la edad y, según el estudio, un 28,8 por ciento de los adolescentes pasa más de cinco horas diarias conectado a Internet entre semana, cifra que asciende al 49 por ciento durante el fin de semana.
Apenas hay quien no tenga smartphone
El 95,7 por ciento de los adolescentes dispone de teléfono móvil con conexión a Internet, dispositivo al que acceden a la edad media de 10 años, y el 48,6 por ciento del alumnado de ESO tiene por costumbre acudir al centro educativo con dichos dispositivos. Del mismo modo, seis de cada diez adolescentes reconoce dormir con el móvil y uno de cada cinco se conecta después de las 0.00 horas todos o casi todos los días.
En cuanto al impacto de la red en el estado de ánimo de los adolescentes, un 97,1 por ciento reconoce que les hace sentir alegría, un 82,2 por ciento asegura que les relaja y un 76,3 por ciento se decanta por que la red les divierte.
Expuestos a contenidos y proposiciones sexuales
El 41,6 por ciento de los encuestados ha asegurado haber recibido alguna vez mensajes de contenido erótico y sexual, el 33,9 por ciento ha visitado páginas de contenido erótico o pornográfico y uno de cada diez ha recibido, a través de redes, chats, Internet o videojuegos, una propuesta sexual por parte de un adulto.
En Castilla-La Mancha el 58,4 por ciento ha aceptado alguna vez a un desconocido en redes sociales y el 19,2 por ciento llegó a quedar en persona con gente que conoció exclusivamente a través de Internet. Los propios adolescentes han identificado el ciberacoso, la sextorsión o el acceso a contenidos inadecuados como los principales riesgos que presenta la tecnología.
En el estudio también se han dado datos preocupantes sobre el juego y las apuestas online, ya que se estima que 3.000 estudiantes de ESO de la región lo han hecho alguna vez en su vida y el 47,1 por ciento de ellos dice que su motivación fue ganar dinero.
Los videojuegos, seguido de las web de apuestas, son los dos principales medios a través de los cuales juegan o apuestan dinero los adolescentes de Castilla-La Mancha. El gasto medio mensual no suele exceder de los 10 euros, pero, el 21,4 por ciento de los jugadores se ha gastado más de 30 euros cada mes.
En este sentido, se ha podido comprobar que al menos uno de cada diez adolescentes que juegan online podrían llegar a desarrollar una adicción al juego. Los niveles de bienestar emocional, integración social y satisfacción con la vida son sensiblemente menores entre los jugadores problemáticos.
Unicef ha advertido que los hábitos familiares, como el uso del móvil durante los ratos de ocio por parte de los progenitores, podrían estar condicionando el uso que hacen de los dispositivos los niños, niñas y adolescentes.
Aunque un 25 por ciento de los encuestados asegura tener discusiones con sus padres, madres o cuidadores por la tecnología al menos una vez a la semana, el informe constata que solo al 29,3 por ciento les ponen límite o normas sobre el uso de Internet. Solo un 23,8 por ciento limitan las horas de uso y tan solo un 14,2 por ciento limitan los contenidos a los que pueden acceder sus hijos.
El problema del «sexting»
Desde Unicef se considera necesario tomar medidas para reducir las preocupantes cifras de ‘sexting’, contacto con desconocidos, o posibles casos de ‘grooming’. También es importante abordar el uso problemático de las redes sociales y posibles adicciones a videojuegos, ya que son cuestiones que, a la larga, pueden repercutir en la salud mental de los adolescentes.