Hasta 36,93 litros por segundo de agua se pueden extraer del subsuelo seguntino para envasarla y distribuirla. Sumados, son millones y millones de litros al año. Para que la producción esté asegurada, la Junta acaba de autorizar un nuevo sondeo, conocido como «Sigüenza-6». El número 3 se había clausurado en 2018, meses antes de solicitar este nuevo pozo. Todos se surten del mismo acuífero.
Más de un mes ha tardado la Dirección General de Transición Energética, organismo que existe en Castilla-La Mancha y que es el responsable del agua mineral de nuestras mesas, en ver publicada en el DOCM una resolución que habían propuesto el 18 de mayo pasado. El asunto es relevante, sobre todo, para Danone, la multinacional que tiene en los parajes de Cutamilla, en Sigüenza, uno de sus más rentables manantiales en España.
Agua en pleno monte
Allí, entre corzos, el agua del subsuelo se convirtió en minero-medicinal en el ya lejano 1988. Son 14 cuadrículas mineras, con propietario y con autorización por 30 años, que vence el 12 de enero de 2024. Las instalaciones son explotadas por la misma multinacional desde mayo de 2001, aunque con diferentes razones sociales.
Los primeros empresarios, madrileños, nunca mantuvieron un ritmo de producción ni siquiera parecido al de los propietarios de la marca «Font Vella». Lo sabe bien Araceli Muñoz, que ha sido noticia reciente por otros motivos, porque hace casi 20 años, en octubre de 2002, visitó las instalaciones en su condición de consejera de Industria y Trabajo. El objetivo ya entonces era embotellar 250 millones de litros al año, frente a los apenas 30 que alcanzaban los fundadores.
Aunque nacida en Barcelona a principios del siglo XX, la marca y la empresa Danone es desde 1928 francesa. Esta gran multinacional tiene su sede en París y cuatro grandes ramas de actividad: productos lácteos frescos, aguas, nutrición infantil y nutrición médica. La producción de agua envasada supone la quinta parte de su negocio a nivel mundial.