Era el día esperado por todos los implicados en la llegada de Cummins a Guadalajara, incluida la vicepresidente Teresa Ribera. La puesta de la primera piedra para la planta de electrolizadores de esta multinacional se ha llevado a cabo en una ceremonia a pie de parcela, con palas por doquier. Tantas, como políticos con necesidad imperiosa de salir en la foto.
La nueva planta, que ha generado una gran expectación, alentada por las peripecias del proceso seguido para su ubicación dentro de Castilla-La Mancha, creará unos 150 puestos de trabajo «de alta cualificación», según la empresa. Las mismas fuentes sostienen que hay «potencial de añadir otros 200 puestos» de trabajo «a medida que la producción crezca». De ese modo se completa la cifra que, sin esos matices, se ha barajado desde el primer momento por parte de los responsables políticos de la operación. Se confía también que las obras estén terminadas a finales de 2023.
Alberto Rojo, pletórico
Quien más se ha esforzado por mostrar su satisfacción ha sido, sin duda, el alcalde de Guadalajara.
“En plena crisis energética y climática, que nos obliga a buscar nuevas fuentes de energía, Guadalajara se convierte en tierra germen para la producción del hidrógeno verde. O dicho de otra manera: el nombre de nuestra querida ciudad estará presente en plantas de producción de hidrógeno repartidas por todo el mundo”, ha destacado Alberto Rojo en su intervención. «Muchos territorios de España querían la llegada de la multinacional a sus ciudades, pero la primera piedra se pone en Guadalajara”.
El alcalde se refería a otros proyectos que ya han iniciado sus asentamientos en el nuevo polígono industrial del Ruiseñor, como el de Prologis o la inminente llegada de Montepino, apuntando a que con Cummins «inauguramos una nueva etapa de diversificación de nuestra economía para, al margen de nuestro potencial logístico, abrirnos a nuevos modelos productivos y a marcos vinculados a la innovación y al conocimiento». De hecho, añadía el alcalde, «habríamos de remontarnos varias décadas atrás para hablar de la llegada a Guadalajara de la última industria productiva».
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Cummins anunció en 2021 que había elegido España como sede de su nueva planta de electrolizadores de membrana de intercambio de protones (PEM). Fue a principios de este año cuando adquirió más de 50.000 metros cuadrados en Guadalajara para su construcción.
Las instalaciones, de más de 20.000 metros cuadrados, albergarán el ensamblaje y las pruebas del sistema y tendrán la capacidad de producir 500 megavatios (MW) de electrolizadores al año, escalables a más de 1 gigavatio (GW) al año.
«Encantados de formar parte de Guadalajara»
La presidenta de New Power en Cummins, Amy Davis, señaló días pasados que desde la empresa «estamos encantados de formar parte de Guadalajara y echar nuestras raíces en España. La creciente economía del hidrógeno aquí sigue siendo un entorno atractivo para que Cummins aumente su huella global de fabricación de electrolizadores».
«Con el apoyo del gobierno español y de la Unión Europea, el mercado del hidrógeno en España tiene un gran potencial. Esta instalación preparará a Cummins para ayudar a los clientes europeos a realizar la transición de su suministro de energía y cumplir con los ambiciosos objetivos de sostenibilidad. Esta planta es también un paso más hacia la consecución de los propios objetivos de neutralidad de carbono de Cummins», añadía Davis.
¿Por qué es importante el hidrógeno «verde»?
El hidrógeno «verde» -producido mediante electrólisis del agua utilizando electricidad renovable- es un factor clave para la descarbonización de toda la economía. Una vez producido, el hidrógeno puede almacenarse como líquido o gas y transportarse.
Como alternativa a los combustibles fósiles, el hidrógeno es una solución viable de cero emisiones para algunos de los sectores más intensivos en energía y más difíciles de eliminar del mundo, como el transporte comercial pesado, la fabricación, los procesos industriales y la producción química.