Domingo de trabajo para los agentes de la Comisaría de Policía de Guadalajara. A las nueve de la mañana se encontraban en pleno trabajo dos patrullas, ante un local de la calle Miguel Fluiters. Se trata del estanco próximo a la Plaza de España de la capital alcarreña, reventado de un modo suficiente para acceder a su interior.
En el exterior, fijado en un lateral de la entrada, aún se podía leer un aviso de sus propietarios, que anunciaban a a la clientela que no abrirían el sábado, 22 de agosto, por tener que atender un compromiso familiar. Lamentaban las posibles molestias los dueños y, muy probablemente, sin pretenderlo alertaban de la oportunidad a los ladrones.
Este lunes vuelven a la actividad un bueno número de comercios y bares de Guadalajara. En otros casos, sus responsables han decidido este año estirar el cierre hasta el 31 de agosto. Otros no han vuelto a abrir desde que cerraron por el estado de alarma.