La imagen más insólita que aporta al visitante el nuevo hotel 5 estrellas de Brihuega es la de la propia villa. Por ejemplo, en un atardecer de este puente de la Constitución. Lo ha comprobado LA CRÓNICA, como un cliente más, sin conocimiento de la dirección y con el sigilo que se exigía antes a esta profesión. Cosas de otros siglos, como el propio inmueble.
La vista de Brihuega desde los jardines «románticos» de la antigua Fábrica de Paños es espectacular. Tanto como la piscina infinita que aguarda a que pase el invierno, llegue la primavera y termine por plantarse ante nosotros el verano de 2024 con el calor que justifique el chapuzón. Ahora mismo es sólo una lámina de agua que se pierde suavemente contra el caserío.
La entrada al complejo desmerece, porque hay que localizar primero desde la Alameda la portada exterior, avanzar por entre algún coche dejado allí al descuido por los clientes y plantarse ante la puerta y bajo el escudo. A partir de ahí, la cosa cambia… muy para bien.
El hall es la primera prueba de que Castilla Termal le ha puesto dinero y cariño al empeño de restituir a la vida un monumento tan moribundo como era este. Al cadáver lo intentó revivir un empresario alcarreño a través de «Selenza», un anuncio de cadena hotelera de lujo que se quedó en nada y que sólo consiguió retrasar la solución ahora alcanzada durante muchos años.
Estamos ante un 5 estrellas, aunque no siempre lo parezca, porque el lujo más elegante no se derrocha. Pero los detalles están ahí: desde las toallas-toallas que te esperan enrolladas en los aseos de uso general al trato exquisito por parte del personal. El trato, de 10.
Mientras deambulas, miras y disfrutas del silencio terminas por darte cuenta de que sí que hay huéspedes: los atisbas por las cristaleras de la primera planta, andando por el círculo perfecto del edificio principal, camino del spa bajo sus albornoces blancos. Esos mismos que un quinteto de señoras promocionó, de aquella manera, días atrás.
En el centro de esa rotonda antaño dedicada a la producción fabril han plantado un gran árbol al que nunca se le caerán las hojas. Pero está bien que así sea, porque el entorno es agradable. Tanto, que el director del hotel se acomoda en uno de los sofás para trabajar en sus cosas mientras los clientes se susurran conversaciones entre sorbos de café.
Ahora toca rentabilizar los 14 millones de euros invertidos, en una iniciativa que siempre ha contado con el apoyo decidido de la Junta de Comunidades, con especial mención a la consejera Patricia Franco.
El resultado son casi 80 habitaciones, entre 25 y 53 metros cuadrados de superficie. La piscina termal, el jacuzzi, la piscina exterior y 11 cabinas de tratamientos son el otro reclamo.
El que quiera comprobarlo, puede hacerlo. A su precio.
Y el que quiera fisgonear algo más, ahí están las distintas informaciones que ha ido sirviendo LA CRÓNICA de todo el proceso, con detalle también del resultado final, para comprobarlo.