La Guardia Civil de la Comandancia de Guadalajara acaba de dar a conocer el caso que se ha seguido contra un individuo en Brihuega, al que se le considera posible autor de un delito de maltrato animal. Los agentes no parecen tener dudas de que fue el responsable de la muerte de un perro de su propiedad, que murió de hambre. Han sido necesarios varios meses de trabajo para dar por terminada esta investigación.
El Seprona de Brihuega venía investigando desde el pasado 25 de enero la muerte de un perro Bull Terrier. Los restos aparecieron, tirados, en el parque del Molinillo de esa localidad alcarreña. La Guardia Civil fue alertada de los hechos por la Concejalía de Seguridad del Ayuntamiento de Brihuega.
Personados allí, los agentes inspeccionaron el animal y efectuaron la correspondiente lectura del microchip. Al sospechar que su muerte podría haber sido por inanición, debido al lamentable estado que presentaba el animal, procedieron a su recogida y precinto. Así se pudo mantener la cadena de custodia y realizar, con posterioridad, una necropsia para determinar las causas de la muerte. Esa prueba fue factible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Brihuega, que se hizo cargo de la misma.
Un chip implantado en Eslovaquia
De la lectura del microchip se pudo saber, tras las consultas realizadas en las bases de datos nacionales e internacionales, que este instrumento de identificación había sido implantado en Eslovaquia. No figuraba dado de alta en ninguna base de datos nacional ni autonómica, por lo que se inició una investigación para tratar de localizar al propietario del animal.
Al final, todo fue resuelto mucho más cerca. Gracias a las declaraciones de algunos vecinos de Brihuega, fue posible la identificación del propietario del animal: un vecino del pueblo, de 50 años de edad. Fue localizado y puesto ante la Guardia Civil el pasado martes, como presunto autor de un delito de maltrato animal.