Entretenidos han estado muchos vecinos de Guadalajara en estos últimos días tras las declaraciones de la atleta Fátima Diame en el programa de David Broncano. Allí, esta joven que dispone por la generosidad municipal de las instalaciones de la «Fuente de la Niña» para intentar labrarse un futuro en el atletismo, dentro del equipo de alto nivel de Iván Pedroso, no dudó en descalificar Guadalajara como una ciudad que «no tiene nada, sólo personas mayores». Desde el publico, un par de chicas le hicieron los coros, secundando su opinión.
Vea el vídeo, antes de seguir:
Esto de 2022 ya tuvo un antecedente, menos sonado, en 2021 y en el mismo programa, en plena pandemia y con otro «enfoque» incluso más hiriente:
Reacciones en Guadalajara
Las reacciones han sido generales y, más que encontradas, casi siempre a favor de la vida cotidiana en la capital alcarreña; e incluso destacando los atractivos que tiene para el visitante como vía de entrada de un provincia que merece la pena conocer.
Entre los políticos, el concejal de Turismo, Fernando Parlorio, se ha sentido obligado a invitar a la joven a un paseo por la capital, para mostrarle puntos de interés.
Más allá de la polémica circunstancial de esta anécdota, cualquiera que pise las calles puede encontrar algo de su gusto y más de una sorpresa. Como la de este domingo, con unos caballos llenando del sonido de sus cascos la calle Museo (calle Benito Hernando, en el callejero oficial) como si se hubieran escapado de la recién concluida Feria de Abril. No era por eso ni tampoco un modo de celebrar la festividad de San Isidro, que es la que corresponde en el santoral.
En realidad, se trataba de una pareja de agentes de la Policía Nacional. Y que no tiemblen los barrenderos locales, que no es una nueva dotación equina de la Comisaría, sino un par de cuadrúpedos estirando las patas con sus humanos encima en una agradable jornada de primavera antes de volverse para Madrid.
Eso, lógicamente, no interesará a la saltarina Diame, como tampoco la Feria del Libro en el parque de la Concordia o, ni siquiera y según parece, el poder tomar algo que no afecte a su dieta en cualquier terraza de cualquier plaza, de día de noche o de madrugada. Incluso en la del Mercado de Abastos, si prospera el penúltimo intento municipal.
Son algunas de las pequeñas cosas que a quienes son de Guadalajara o aquí viven por propia decisión les suelen ayudar a perdonar las carencias (muchas) que también tiene la ciudad, como cualquier otra.
Y en caso de duda o ante el sopor insoportable, siempre cabe buscar mejores horizontes, claro. ¿Para qué sufrir sin necesidad?