En el mes de abril se cumple el centenario de la presencia del poeta boticario, León Felipe, en Almonacid de Zorita. Por tal motivo, la villa organizó un acto entrañable con el que recordó el paso de quien fuera durante seis meses el regente de la botica de la villa almonacileña, en la calle Luis Fernández de Heredia Rojo.
Más de doscientas personas llenaron el Centro de Encuentro de Literatura y Arte (CeLA), en el que ha sido el primero de los actos culturales organizados en él desde su reciente apertura. En la celebración del Centenario, además numerosos integrantes de la familia Fernández de Heredia, descendientes de Claudio, el fundador de Botica de la villa, hubo también familiares del escritor, una amplia representación de la disciplina de la Farmacia, escritores e incluso Camilo José Cela Conde, hijo del nobel Camilo José Cela con quien León Felipe mantuvo amistad y relación epistolar.
Abrió el acto la alcaldesa de Almonacid, Elena Gordon. La regidora afirmó que el Centro CeLA “es la gran apuesta por la cultura de nuestro pueblo” que inicia su actividad “gracias al trabajo en equipo de toda la corporación municipal y al apoyo de la Diputación y de la Fundación Charo y Camilo Jose Cela”. Con un inicio inmejorable de su actividad, como fue la celebración del Centenario de León Felipe, “estamos seguros que, a partir de ahora, se irá enriqueciendo y progresando con los eventos continuarán a éste en el futuro”, añadió.
Gordon recordó que en abril de 2019 se cumplen varias efemérides: el cumpleaños de León Felipe, nacido un 11 de abril; la publicación, hace 53 años, del primer número de la revista literaria 'Papeles de Son Armadans' uno de los hilos argumentales del Centro CeLA; el quincuagésimo aniversario de una de las cartas que Camilo José Cela Trulock envió al poeta boticario, invitándole a participar con su pluma en un encuentro de amigos en unas jornadas poéticas en Formentor, después de que León Felipe hubiera publicado el año anterior cuatro poemas con epígrafe y colofón en la revista Papeles; y, por supuesto, el centenario de la llegada del poeta a Almonacid. La alcaldesa terminó con unas líneas del propio poeta, escritas en el exilio mejicano, sobre la villa alcarreña: “Un pueblo claro y hospitalario. Las gentes generosas y amables… ¡Y tenía un sol! Ese sol de España que no he vuelto a encontrar en ninguna parte del mundo y que ya no veré nunca. Me hospedaron unas gentes muy buenas, con las que yo no me porté muy bien. Y ahora quiero dejarles aquí, a ellas y a aquel pueblo de Almonacid de Zorita…, a toda España, éste último poema. La última piedra de mi zurrón de viejo pastor trashumante”.
A continuación, María Fernandez de Heredia, boticaria de cuarta generación, concejala del Ayuntamiento de Almonacid, y al mismo tiempo miembro de la familia que contrató a León Felipe, se encargó de dar la palabra a todos los intervinieron en el emotivo Centenario. Lo hizo, en primer lugar, con los oradores de una tertulia de rebotica organizada alrededor, como no podía ser de otra manera, de una mesa camilla, “imprescindible en cualquiera de estas tertulias que se precie”, señaló.
La tertulia la moderó Daniel Pacheco, presidente de la Sección de Farmacia del Ateneo de Madrid desde la creación de la sección en 1987. En primer lugar, Pacheco calificó de “gran acierto” la celebración del Centenario de León Felipe en Almonacid y de la tertulia por llevarse a cabo en el lugar donde se transformó en uno de los grandes poetas del siglo XX. Pacheco destacó además la “grata compañía de la familia Fernández de Heredia” y se refirió a la celebración, a finales de 2018, del medio siglo de la muerte de León Felipe en la velada navideña del Ateneo de Madrid. Aquel acto, como también el del Centenario, contó con la intervención de Angel Fernández de Heredia, nieto del fundador de la botica almonacileña. Pacheco señaló, además, que las tertulias eran “muy del agrado de León Felipe”. Daniel Pacheco es director de Panacea, editorial que el próximo día 18 de mayo presentará en Almonacid la publicación 'Universo León Felipe: una mirada poliédrica sobre el poeta'.
El primer turno de palabra correspondió a Benito del Castillo, que fue decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, y es académico de número de la Real Academia Nacional de Farmacia. Castillo lleva a gala el hecho de encontrar siempre los versos adecuados de León Felipe para matizar o subrayar sus afirmaciones en las clases y conferencias que imparte. El decano emérito habló de la época de estudiante del poeta boticario. Contó cómo, nacido en Tábara, un pueblo de Zamora, y procedente de Valladolid, llegó a estudiar a Madrid siendo entonces un joven de provincias. “En la capital de España se empapó de las corrientes literarias y del ambiente científico que había en la Facultad de Farmacia, porque como dijo Felipe IV en el siglo XVII, la Farmacia era un arte científica en todo igual a la Medicina, a lo que yo añado que si la farmacia no es científica, no es nada”, expuso. León Felipe cursó la carrera sobresaliendo, “como todos”, en las asignaturas que más le gustaban, como por ejemplo en Física, donde obtuvo Matrícula de Honor, una circunstancia que aprovechó para pedir al rector de la Universidad que le concediese la gratuidad para iniciar sus estudios de Botánica, en una solicitud que se conserva en los archivos de la Facultad y que Castillo divulgó ampliamente en su decanato. También dio el decano emérito algunos detalles sobre el exilio del poeta, como el de su pasó a Méjico con pasaporte falso de Carlos Arruza, su sobrino. Igualmente dejó clara su pasión por el escritor cuando relató que, siendo aún decano, cambió el antiguo nombre de la Biblioteca por el de 'León Felipe', dejando bien visible en sus paredes fotocopia de los expedientes del de Tábara, para mostrar a los alumnos que se puede ser un poeta, y saber de Física y de Botánica. Por último, el decano emérito afirmó que León Felipe fue siempre coherente con su forma de pensar, que transmitió en todo lo que escribió hasta el final de sus días. “Este poeta del Viento no podía tener mejor recuerdo que hoy en Almonacid de Zorita, donde estoy seguro que fue feliz”, terminó.
Juan Jorge Poveda Álvarez, vocal de Distribución del Colegio de Farmacéuticos y actual director técnico de COFARES, tuvo el detalle de mencionar en su intervención a Luis Fernández de Heredia Peche, almorcileño perteneciente a la saga de farmacéuticos locales que también fuera vocal del Colegio de Farmaceúticos de Madrid. Poveda afirmó que en sus primeros años de estudiante de Farmacia no sabía quién era León Felipe, y que llegó a su literatura precisamente por el nombre de la Biblioteca de la Facultad. “Yo tenía afición a la lectura, y en la Cuesta de Moyano encontré un viejo ejemplar, del año 77, de su primer libro, 'Versos y oraciones del caminante'. Leí entonces el poema 'Qué lástima', referente suyo, por lo que mi conocimiento de León Felipe, se lo debo, de alguna manera, a Benito del Castillo”.
Según ha referido Poveda en alguno de sus libros, como contó en Almonacid, León Felipe, imposible de encasillar en ninguno de los grandes movimientos literarios españoles, “es nuestro poeta más universal y más olvidado”. Fue, según el vocal del Colegio de Farmacéuticos, “mensajero de su país en el exilio, cuyas palabras llevó el Viento de un lugar a otro de la tierra”. No perteneciente a la generación del 27, alejado de parte de la generación del 36, “su voz es un testimonio solitario y aislado que ha influido bellamente en Dámaso Alonso, Blas de Otero, Ernesto Cardenal, Celaya o Pablo Neruda. Es un literato inclasificable que siempre gustó de salirse de la rutina. Un gran poeta, cuyo abuelo era veterinario, por lo que también tuvo algo de científico”, terminó.
Intervino a continuación Manuela Plasencia, presidenta de la Asociación de Farmacéuticos de Letras y Artes, AEFLA. Plasencia afirmó que la faceta humanista de los farmacéuticos es, como León Felipe, poco conocida. Al igual que el poeta boticario, Manuela se inició profesionalmente como regente de farmacia en un pequeño pueblo de León. “Por eso me siento muy identificada con él. Cuando empiezas tu carrera en un pueblo, hay un choque cultural. Te encuentras con una población a la que no conoces y que te acoge con reservas. Romper ese momento de conexión inicial, y después ganártelos, se logra con dedicación y empatía. Este mismo sentimiento es el que tuvo que experimentar León Felipe. En el ejercicio de su profesión, en Almonacid, tuvo que encontrarse con ratos de ocio y de reflexión que le ayudaron a desarrollar su lado humanista, ese que no encontramos si no tenemos ese momento de relajación, de soledad, que te impulsa a escribir. Al fin y al cabo, los farmacéuticos rurales estamos tan en contacto con la gente del pueblo, con sus dolencias y sus vidas, que esa relación nos hace pensar”.
Correspondió a Fernando Ibáñez, ingeniero de Caminos e igualmente miembro del Ateneo de Madrid, hablar sobre las amistades de León Felipe, mencionando a editores, escritores y poetas como Gerardo Diego o Vicente Aleixandre; escultores como Victorio Macho, quien firmó unos documentos que le sirvieron para vivir dignamente en Méjico: a actrices, como Sara Montiel, quien llegó a decir que fue “otra persona desde que conoció a León Felipe”; y a Nobeles de Literatura, como Octavio Paz, que le dedicó uno de sus poemas; o el mismísimo Cela, de quien Ibáñez leyó una de las dos cartas que se cruzaron, a propósito de la revista 'Papeles de Son Armadans'.
El publicista Oscar Muñoz, que está trabajando precisamente en la edición de la obra 'El Universo de León Felipe: una mirada poliédrica sobre el poeta', definió a grandes rasgos su obra para iniciar en su conocimiento a nuevos seguidores. “He llegado a León Felipe hace relativamente poco tiempo, y debo reconocer que, aunque nunca había sentido especial predilección por la poesía, él ha hecho que me guste, y sobre todo la suya. Cuando lees sus versos, te encuentras con alguien cercano, al que entiendes perfectamente, de quien imaginas que está hablando a tu lado. Por eso me gusta. Su trayectoria es variopinta. En realidad no sé si era poeta, al menos no lo era al uso. De sus libros, me quedo con 'Oraciones y versos del caminante'. Creo que, comenzando por esa lectura, y teniendo al lado su obra completa, es posible abrir cualquier página y entenderlo”.
Para cerrar la Tertulia de la Rebotica, Antonio Lafuente, quien fuera vicedecano de la Facultad de Farmacia, también recordó el rebautizo, por 'León Felipe', de la Biblioteca. “Tenía un halo de hombre de izquierdas, republicano, por lo que hubo personas que no entendieron el cambio”, dijo. Igualmente se refirió a que con el cambio de plan de estudios de la disciplina que se llevó a cabo en los primeros años noventa, tuvo cabida la iniciativa de reivindicar a personajes importantes de la Farmacia, entre los que estuvo León Felipe. “Hemos tenido ilustres catedráticos, bioquímicos o edafólogos. Se invitó a muchas personas a que hablaran de la carrera y de la profesión, y lógicamente, emergió la figura de León Felipe”, señaló. Lafuente, de orígenes guadalajareños, lamentó que al poeta boticario se le conozca más en Méjico que en España y coincidió con otros contertulios en que no es un poeta al uso. “En cualquier verso suyo, hay algo más”, opinó. Por eso terminó con los que le parecieron más apropiados para la celebración: “Voy con las riendas tensas y refrenando el vuelo porque no es lo que importa llegar solo ni pronto, sino llegar con todos a tiempo”.
Terminada la tertulia, correspondió a Angel Fernández de Heredia, uno de los dos nietos vivos de Claudio Fernández de Heredia Rojo, recordar el paso de León Felipe por Almonacid. “Un día de abril llegó como Felipe Camino Galicia. No sabemos qué día”, dijo. El facsímil del documento que envió al Ayuntamiento está en el Centro CeLA y se puede admirar en la planta superior de El Molino. Vino a regentar la farmacia, por muerte de Claudio. Buscaban un regente, y posiblemente a través de Julián, padre de Angel, que estudiaba en Madrid en aquella época, aparece en Almonacid. “Vivió en nuestra casa, con nuestra familia. La información que tenemos es oral, transmitida por la hermana de mi padre. Según este testimonio, fue un hombre extraño, de comportamiento poco común, posiblemente porque no era ejercer su profesión lo que en aquel momento más le interesaba hacer. A pesar de la convivencia con nuestra familia, no dejó a los miembros de la misma, el recuerdo de su afecto”, señaló Angel Fernández de Heredia, algo de lo que el mismo escritor se arrepiente en el poema 'El perdón', como recordó Elena Gordon, y también hizo el propio Angel Fernández de Heredia. En todo caso, afirmó que a Almonacid llegó como Felipe Camino y salió como poeta, como León Felipe. “Vino porque tenía necesidad, forzado por las circunstancias porque lo estaba pasando mal en Madrid. Aquí encontró la inspiración y publicó el libro tantas veces repetido de 'Oraciones y versos del caminante'. Y a pesar de la imagen que tenemos de él, como un tanto poco hosco, estableció buena relación con personas de Almonacid”, señaló. De hecho, en el verano del 1919 escribió una pequeña obra, inédita e inacabada, un guiñol, en el que unos niños invitan a Pinocho a venir a Almonacid, en el que describe a tres personajes a los que dedica dos sonetos y un madrigal. Al final de su intervención, Angel Fernández de Heredia dedicó unas palabras en memoria de sus hermanos Carmen, Federico y Luis, así como de su primo Luis que “ya no están con nosotros”.
Correspondió a Mª Dolores Fernández de Heredia, sobrina-nieta del instaurador de la farmacia de Almonacid y prima de Angel, referir la historia de esa obra, y leer algunos de sus pasajes.
Finalmente tres personas recitaron, de manera impecable y emocionante, algunos de los mejores versos de León Felipe. Fueron Luz Macías, Carmen Burgueño y Jesús Méndez. Cerró el acto el diputado provincial Pedro Sánchez, calificándolo como “entrañable” y de “gran nivel” y que precisamente por eso es importante tener espacios como el Centro CeLA, “para luego llenarlos de cultura”.