Este viernes, en el pleno del Ayuntamiento de Guadalajara han sido especialmente respetuosos con la lengua española. Lo han sido tanto que no se ha usado el término inglés «food truck», aun siendo el más usual, para referirse a los vehículos que sirven comida en la calle. Los ediles se han referido a esos minibares como gastronetas. Lo cual no ha evitado una peculiar polémica.
La polémica ha sido peculiar por haber quedado reducida a un solo concejal, el de uno de los grupos más minoritarios. Ha sido Jorge Riendas, de Aike, el que ha mostrado su estupor por el hecho de que se haya fijado en 14,50 euros la tasa para el alquiler durante todo un mes de un espacio de 10 metros cuadrados de vía pública para cada gastroneta que tenga a bien operar en la ciudad y sea autorizada a ello.
Riendas lo ha visto poco menos que como una declaración de guerra contra la hostelería tradicional de Guadalajara. «No nos parece de recibo», insistía el único concejal de Aike en el debate, ni por el planteamiento ni por el importe, pues considera que con ello «no se cubre ni el trabajo administrativo de cobrar la tasa». Más aún, considera que «es regalar el suelo público».
Además, el concejal de Aike ha destacado que las gastronetas llevan aparejado un sobrecoste en limpieza viaria, por el inevitable comportamiento incluso de los usuarios más cívicos, que la tasa tampoco tiene en cuenta.
Alquiler de la plaza de toros: 1.000 euros al día
La tasa para las gastronetas venía en el mismo paquete que la que se acaba de establecer para la plaza de toros, con la pretensión de dar un mayor uso y más variado al cada vez más deteriorado coso de Las Cruces. La vía es facilitar, con precio definido y público, ya sea sólo el ruedo (como terraza de verano o para alguna feria comercial, por 500 euros al día) o todo el céntrico inmueble completo, por 1.000 euros caja jornada.
Al final, frente al voto en contra de Aike se alzaron 16 votos a favor y 8 abstenciones, tantas como concejales tiene el PP en este mandato.