Las montañas flanquean un territorio surcado por los ríos Oca y Tirón cuyas aguas se utilizan para regar los campos de cultivo de la zona; los caminos recorren estos parajes y conectan sus pueblos, unas localidades que trasladan a otra época gracias a su patrimonio, levantado a golpe de historia. Es La Bureba, una comarca al este de la provincia de Burgos.
El viajero que acude hasta aquí lo hace atraído por sus paisajes con un claro predominio del verde con toda su gama cromática y entre los que destacan parajes como las hoces del Sobrón o los desfiladeros de los montes Obarenes. También por su patrimonio. Al haber sido tierras habitadas por celtas, romanos, godos, musulmanes y cristianos, se conservan yacimientos arqueológicos, calzadas romanas, necrópolis altomedievales, castillos, palacios y ermitas e iglesias de indudable valor arquitectónico.
Es, precisamente, el arte románico uno de los grandes atractivos de La Bureba. Repartidos por todo el territorio, aparecen multitud de templos que datan de la Edad Media y que son hoy pequeñas joyas.
Entre ellos, destaca la ermita de Nuestra Señora del Valle en el Monasterio de Rodilla. Levantado en el siglo XII, este templo, con su torre campanario de dos tramos, el ábside, la portada y sus esculturas, es lo único que se conserva del monasterio que dio nombre al pueblo.
También en el siglo XII comenzó a levantarse la ermita de San Fagún en Los Barrios de Bureba. De esta construcción, ubicada a menos de un kilómetro del pueblo, hay que destacar su ábside y la decoración de las columnas, de las ventanas y los capiteles.
Estos dos templos son algunos de los ejemplos más representativas del románico de La Bureba, pero hay muchos más. Por ejemplo, la iglesia rural de San Juan Bautista, en Villanueva de Río Ubierna; el templo de dos naves de Santa María La Mayor de Abajas con sus esculturas en los capiteles y, en Aguilar de Bureba, la iglesia de Santa María La Mayor con sus reminiscencias románicas.
El mapa sigue completándose con otros templos. No muy lejos, en Navas de Bureba y en Soto de Bureba, sobresalen respectivamente las iglesias de San Blas y San Andrés, importantes, sobre todo, por la decoración de las arquivoltas de sus portadas.
Más al este, casi en la frontera con Álava, la iglesia de San Cosme y San Damián de Encío y el monasterio de Santa María de Bujedo de Candepajares son también bellos ejemplos de arte románico en la provincia.
Y ya en la pedanía treviñesa de San Vicentejo se ubica la ermita románica de la Purísima Concepción, vinculada a la orden del temple. Con una sola nave, su origen se remonta al siglo XII y destaca por su ábside semicircular de cinco paños.
Además del patrimonio románico, no hay que perderse otros atractivos que se reparten por la comarca. Localidades como Briviesca, capital de La Bureba o Poza de la Sal, cuna de Félix Rodríguez de la Fuente, justifican una visita a una de las comarcas con más patrimonio de la provincia.