En los últimos años, Burdeos ha aparecido en esta sección de LA CRÓNICA en innumerables ocasiones. Motivos nunca han faltado, porque es una de las ciudades más bellas de Francia. A diferencia de París, por aquí discurre el Garona y, diferencia de lo que ocurre en la capital de la República, aquí todo está más a mano y el trato es mucho más cercano.
Para el ya inminente Puente de la Constitución, la eficaz Oficina de Turismo bordelesa ha preparado diversas actividades que se pueden realizar en español, con lo que no hay excusas para conocer por primera vez o volver a visitar Burdeos.
Evidentemente, no podía faltar la referencia a Francisco José de Goya y Lucientes, que se instaló en la ciudad en 1824 y la disfrutó en sus últimos años de vida. Son muchos los lugares asociados a la memoria del pintor, que ya se ha destacado en diversos reportajes de esta misma sección y que se pueden recuperar en los enlaces al pie de esta información.
Para los días festivos de diciembre, se han establecido visitas guiadas desde 9 euros por persona, con salida a las 11 de la mañana en la Oficina de Turismo y a las 12, para los grupos que lo hagan desde el Instituto Cervantes. Requieren reserva previa y se hacen español. Información más concreta se puede obtener desde aquí.
El Gran Teatro
Aunque Burdeos se puede recorrer entera y muy cómodamente por libre, esta es una gran ocasión para no dejar de conocer uno de sus monumentos más importantes, que muchos sólo conocen de paso y desde fuera: el Grand-Théâtre, uno de los más bellos de Europa.
Es uno de los pocos teatros de todo el continente que se conservan construidos íntegramente en madera. Fue inaugurado en 1780 con la representación de «Athalie» de Racine. Desde 1990, los trabajos de restauración han devuelto al Grand-Théâtre su esplendor del siglo XVIII.
Desde 10 euros por persona, la visita guiada prevista incluye una presentación exterior del edificio, seguida de una visita del vestíbulo, la escalera principal y el auditorio desde una ventanal.
El vino, los viñedos y Saint-Emilion
Burdeos es uns ciudad enriquecida por el vino. Los viñedos la circundan y, por tanto, la visita a Saint-Emilion es de lo más reconfortante, porque hay bodegas y mucho más, en un ambiente encantador. También se han previsto excursiones en castellano, con recorrido por una bodega, el propio pueblo y la iglesia monolítica subterránea, que sólo se puede conocer si se visita personalmente, ya que las imágenes del interior están absolutamente prohibidas.
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