¡Ay qué maja, Rosa María! Quien hablaba de ese modo a la una de la tarde en plena Plaza del Jardinillo no era ningún cargo político, ni funcionario, ni familiar de la nueva delegada de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Guadalajara. La de la entusiasta y descriptiva frase era una joven anónima, madre reciente, que empujaba el carrito con el bebé flanqueada por otras dos veinteañeras, Calle Mayor abajo.
El periodista, que pegó la oreja para mayor precisión, pudo confirmar al vuelo que, en efecto, se referían a la nueva representante de García-Page en esta tierra, a la que habían conocido en el ejercicio de su anterior cargo, en la Diputación. Ellas se acababan de enterar de que los corrillos al pie de la Delegación y los coches patrulla de los contornos se debían a la toma de posesión. Los lectores de LA CRÓNICA, ahora también.




El ¡Ay qué maja, Rosa María! no se oyó en el salón de actos, pero sí muchos elogios a la sucesora de José Luis Escudero, que también recibió numerosas muestras de afecto.
Ante el todo Guadalajara habitual en estas circunstancias, García acreditó su mayor virtud hasta ahora conocida, que es el don de la elocuencia, junto con su cordialidad. El primero lo cultivó como periodista radiofónica e institucional en la vecina Alcalá de Henares; lo segundo, parece venir de serie.
De negro luminoso, si se admite el oxímoron, compareció la protagonista del acto, con un atavío rematado por un fular rojo y las mechas de colores que son marca de la casa.
Al final del turno de intervenciones, el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha y responsable máximo del PSOE en Guadalajara, Pablo Bellido, le recordó a García que la única mujer que hasta ahora había ocupado este cargo fue Magdalena Valerio (también procedente de Alcalá, por cierto) «y terminó siendo ministra, ahí lo digo todo». El halago/amenaza fue recibido con sonrisas por la concurrencia.
Anteriormente, su jefe más inmediato, José Manuel Caballero, que es el vicepresidente segundo, había glosado las excelencias de la elegida y recetado una buena dosis de consejos para el ejercicio de lo que está por llegar, animándola, sobre todo, a «ser buena persona».
De lo mucho que expuso Rosa García tras prometer el cargo, quizá lo más rotundo llegara al final, cuando sentenció: «Nadie podrá decir que no trabajo férreamente por mi provincia y por mi región. Y ahora, basta ya de palabras, que tengo mucho que hacer».
Pero las palabras siguieron. Y los abrazos, también.

Las intervenciones, en detalle
Rosa María García tomaba posesión este viernes bajo las premisas de la «cercanía», la «escucha activa» a alcaldes y alcaldesas, a la ciudadanía y a los distintos colectivos, el «juego limpio» y el cumplimiento de los compromisos adquiridos, «sin mentiras ni promesas que no se puedan cumplir».
En un discurso bien trabado, la nueva delegada también se ha comprometido con el «juego limpio» y en hacer de la política «algo útil para progresar». García ha mostrado también su intención de seguir luchando para que la cultura llegue a todos los pueblos, «tengan 50 o 13.000 habitantes».
«La cultura nos hace libres y contra los oscuros, hoy más que nunca, un libro es un arma cargada de futuro», ha subrayado la que hasta hace apenas dos días era diputada provincial de este área en la Diputación guadalajareña.
En su intervención, García ha querido también hacer referencia a ‘dos Joses’ que han marcado parte de su camino más reciente: José Salinas, alcalde de Cabanillas, donde es concejala, y a José Luis Vega, presidente de la Diputación.
Para ella, ambos son referentes que tienen claras sus prioridades, que conocen bien sus pueblos, tienen una disponibilidad plena para con la ciudadanía y también el convencimiento de que hay que explicar las cosas tal y como son, sin mentiras ni promesas que no se puedan asumir.
«No hay otra manera de actuar que lleve el barco a buen puerto», ha manifestado una mujer que al venir de la política local, la más próxima a las personas, y que, por tanto, ha asegurado conocer lo importante que son para ellas los problemas del día a día, marcando también entre sus prioridades el apoyo al mundo rural, la sanidad, la educación, los servicios sociales y la igualdad, cuestiones que ya ha incluido en la agenda del nuevo proyecto que ahora asume.
La nueva delegada ha iniciado su discurso agradeciendo al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, la confianza puesta en ella para que sea partícipe de un «proyecto tan ilusionante».
«Es un honor ser la correa de transmisión entre el Gobierno regional y la provincia de Guadalajara y velar por esta tierra», ha declarado, todo ello, con la «profunda convicción» de que con su trabajo podrá ser útil para los pueblos de la provincia y que por eso está hoy aquí.
Las alusiones a la igualdad también han copado parte de su exposición. «Esta tierra es pionera en materia de igualdad y con esta elección se evidencia que no son palabras huecas», ha subrayado, poniéndose también al frente de su equipo de delegados y delegadas y deseando el mayor número de éxitos a su predecesor, José Luis Escudero, en esta nueva etapa.
Reconoce que abandona su cargo como diputada provincial con el corazón «tocado», pero sabiendo que cuenta con ellos para remar en la misma dirección.
«Estoy donde estoy porque siento que tengo la responsabilidad de recoger los derechos que la generación de mi madre tuvo que pelear para preservarlos y darlos, incluso mejorados, a la generación de mis hijos».
Conoce la tierra que pisa, las dificultades de cada una de las comarcas y ha recordado también a los agricultores y ganaderos y a las pymes.
«Esta es nuestra tierra y en este 14 de febrero no puede realizar una declaración de amor más grande por la provincia y la región. Me pongo al servicio de ambas», ha remarcado, esperando ser digna de este cargo.
Un acto en el que también ha intervenido el vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, quien ha reiterado el compromiso del Ejecutivo de cumplir los proyectos prometidos con esta provincia.
En referencia expresa a la nueva delegada, ha dicho que vienes de una magnífica escuela y que tiene cualidades y virtudes para este nuevo cometido, entre ellas, y como la más importante, la de ser buena persona.
«Tú, sin duda, eres una buena persona y el mundo necesita en política buenas personas», ha concluido.
El encargado de cerrar el acto ha sido el presidente de las Cortes, Pablo Bellido, quien se ha referido a la nueva delegada como «una magnifica comunicadora, solvente, tranquila, con una enorme inclinación por el mundo cultura y también con una mirada feminista».