El Código Penal define el terrorismo urbano como “todo acto de violencia que persigue, entre otros fines, alterar la paz pública”.
Pues bien, todos hemos sido testigos estos días de los actos de violencia sufridos en Madrid y Barcelona y en otras localidades catalanas y granadinas. Escenas que te causaban estupor por la agresividad extrema que protagonizaron los mal llamados “manifestantes”, rompiendo y saqueando comercios de ropa, alimentos, escaparates, entidades bancarias, farmacias, bares y restaurantes, quemando contenedores, lanzando piedras, papeleras y adoquines etc. Todo ello escenas de gran violencia, aunque la imagen que tardaremos en olvidar es la del “presunto” intento de homicidio de un agente, cuando incendiaron la furgoneta con el dentro. Eso sí, toda la agresividad que según los protagonistas es “en nombre de la libertad de expresión”.
Ante estos actos, que se organizaron en defensa de un personaje que cuenta con un magnifico CV de detenciones y condenas, por enaltecimiento del terrorismo, ataques violentos a una asociación cultural, amenazas, insultar y rociar con líquidos inflamables a un periodista de TV3, allanamiento de un local -que terminó con heridos- etc, una no puede más que preguntarse… ¿qué opina el actual gobierno?
Pues bien, el Sr Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, ante estos actos vandálicos y de terrorismo urbano, escribe el siguiente Twitter el pasado 17 de febrero: “Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles; ayer en Barcelona, y hoy en la Puerta del Sol”. Y claro… cabe preguntarse ¿qué me estoy perdiendo? Entonces… ¿quemar a un agente dentro del coche, es libertad de expresión, y protestar con cacerolas, es un acto vandálico?
Pero no contentos con esto, el Sr Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlasca, afirma y aconseja que “seamos cautos” y que “no comparemos los acontecimientos con el terrorismo callejero”, cuando él sabe, mejor que ninguno de nosotros, que los investigadores policiales, según publica ABC, están sacando a la luz una auténtica organización criminal dedicada a la planificación, financiación y ejecución de puro terrorismo urbano.
Llegados a este punto de falta de apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por parte de algunos componentes del Gobierno, cabe también preguntarse ¿cómo se sentirán nuestros agentes del orden? Porque NO señor, “ni todo vale”, ni “para eso les pagan”.
Su trabajo no es ir a que una papelera de hierro caiga sobre sus cabezas, o que intenten quemarlos vivos, tal y como intentaron en Barcelona. Su trabajo es combatir los disturbios callejeros, controlar multitudes y dispersar las manifestaciones no autorizadas, violentas o de cualquier índole.
Y para finalizar, comentarles que viendo las imágenes, me vino a la memoria el Síndrome de Burnout. Es una sintomatología provocada por un desgaste profesional, es un estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, y producido también por la falta de apoyo social, en este caso…no precisamente por la sociedad. No me atreveré a decir que nuestros agentes del orden puedan sufrirlo, pero que el ser humano tiene sus limitaciones es una evidencia, que los momentos estresantes vividos dejan secuelas por muy profesionales que sean; y ante esas situaciones no se puede olvidar que debajo del uniforme hay un hombre o una mujer. No puedo ni imaginar que a quien intentaron quemar vivo hubiera sido mi hijo, mi hermano o cualquier persona conocida. Y ya es el colmo que desde el gobierno lo califiquen de “acontecimientos”, sin mayor problema… Creo que el gobierno -o al menos parte de él- y los ciudadanos estamos viendo realidades paralelas.
A ellos, a los agentes del orden que velan por la seguridad de todos, va dedicado este artículo y nuestro apoyo incondicional a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.