Como todos sabemos, la frustración es un sentimiento que aparece cuando nos suceden situaciones no deseadas.
Esto viene a colación, porque para enfrentarse al Pleno del Ayuntamiento de Azuqueca es necesaria una altísima dosis de tolerancia a la frustración, y debes de ser fuerte para no caer en sus garras.
Enfrentarse a un gobierno que ningunea a la oposición (amparado en su mayoría absoluta), que niega continuamente la información necesaria para realizar nuestra tarea de oposición y que ha hecho de la opacidad su bandera, es altamente complicado.
Pero el hecho realmente grave, además de incumplir sistemáticamente la legislación vigente en materia de Administraciones Locales, es que por su incompetencia, el alcalde y su equipo han dejado pasar la posibilidad de que mujeres víctimas de violencia de género tuvieran la oportunidad de incorporarse al ámbito laboral, a través de un programa de inserción social. Al preguntar por qué se nos había negado la subvención, contestaron sin ningún reparo: “porque la solicitud no se había presentado en tiempo y forma”; sin más, sin temblarles el pulso.
Fuimos conocedores de igual manera que el Ayuntamiento de Azuqueca tuvo que devolver una subvención de 17.000 euros que nos había concedido la Diputación para obras, y que tampoco se iban a realizar por no haber hecho las necesarias gestiones, en tiempo y forma.
Llegados a este punto y la vista de los ‘brillantes resultados’, lo que cabe preguntarse es a qué se dedican los 11 concejales liberados y las 4 personas de confianza.
Por su parte, el comportamiento del señor alcalde de Azuqueca, -dando ‘cerrojazo’ al Pleno cuando considera que la oposición ya no debemos seguir preguntando-, es como mínimo sorprendente, haciendo oídos sordos cuando se reitera que no han contestado a las preguntas, y máxime cuando él y los suyos se llenan la boca de ‘transparencia’ aunque no conocen ni el concepto.
El broche de oro, lo puso la concejala de Fiestas, amenazándome con una denuncia por haber preguntado ante los medios, cual fue el motivo por el que Azuqueca pagó 25.440 euros a un grupo andaluz de fiesta, cuando su caché habitual es de entre 10.000 y 12.000 euros.
Después de leer todo esto, comprenderán los motivos del título de este artículo.
Soportar mentira tras mentira, observar como día tras día se ningunea a la oposición, ver como se pierden proyectos importantes por la incompetencia de quince personas y como ponen en tela de juicio nuestras propuestas por su incapacidad para llevarlas a cabo, es, como mínimo, frustrante. Aunque a pesar de su actitud/aptitud, no conseguirán menguar nuestra ilusión y las ganas de seguir trabajando para un pueblo que bien merece nuestro esfuerzo.