Hay preocupación en el PSOE. Pero no en el PSOE local o provincial, sino en el regional, que es el que decide de las cosas de comer para la miríada de cargos públicos que sustentan el poder político en Castilla-La Mancha, desde Fuensalida al último concejal con sueldo.
Para que no lo tenga que decir todo el arriba firmante, le tomaremos prestadas las palabras al señor que más manda en la región, Emiliano de nombre y García-Page Sánchez de apellidos: «Las elecciones pueden terminar siendo muy caprichosas», y aunque hay alcaldes del PSOE que «van a ganar de calle», no deja de ver «la amenaza» real de que, aun sacando más votos que los demás en las urnas, otras sumas puedan dar la vuelta a gobiernos municipales muy significativos. Entre ellos, claro, el de Guadadalajara.
García-Page, que está feliz en esta nueva etapa de su vida personal, no termina de ver el cielo despejado en lo político. Piensa en Vox con cada vez mayor frecuencia cuando se pone detrás de un atril, aunque no alude nunca por su nombre al partido de Santiago Abascal.
El planteamiento de mantener la omisión del rival es inteligente, aunque quizá no baste para atenuar los daños que barrunta.
Ahora que casi todo el mundo cree que sabe inglés es bueno recordar esa expresión tan británica de there is an elephant in the room, la que utilizan para evitarse llamar por su nombre a lo que es una incomodidad que aumentaría con sólo verbalizarla.
A los no siempre contenidos hijos de la Gran Bretaña quizá les gustaría tener facilidad para ser pudibundos o siquiera discretos, pero lo suyo es andar de explosión en explosión, incluso siglos antes de que naciera Boris Johnson. De ahí que intenten mejorarlo hasta con frases tan tradicionales.
Mucho más acá, los partidos no saben qué hacer con Vox: si mentarlo o no mentarlo; si cuidarlo para futuros pactos (PP) o denostarlo sin tregua, para sembrar el miedo electoral entre los indecisos (desde el PSOE y aledaños) o si pedir su ilegalización, como algunos desearían.
Desde Toledo parecen haber puesto en marcha la campaña «Salvar al soldado Alberto» con un constante desembarco de fuerzas inaugurales en las orillas del Henares de aquí a mayo de 2023. ¿Será suficiente? ¿O quizá llegue a ser incluso inconveniente por lo que denota de falta de autonomía local, personal y política?
Lo que tenga que ser, será. Ojalá redundara en un futuro mejor para nosotros, los paganos. Somos infinitamente más en número que los que asoman por las candidaturas, pero por esas cosas del reparto de papeles de la tragicomedia que se cierne, no nos dejarán elegir el libreto y pretenderán que les aplaudamos siempre con pasión. Que les aplaudamos quieren hasta cuando pierden el hilo de los diálogos y se los sopla el apuntador, escondido en la concha del escenario.
Que por aquí sólo esperen atención a lo que hagan o deshagan, previsiblemente con más críticas que loas salvo milagro y cambio inesperado en lo que es la gestión de lo público por estos pagos. Es el periodismo entendido al modo de LA CRÓNICA, el mismo que venimos ejerciendo desde 1999. Deberían estar acostumbrados. Aun así, los hay ya en estado de histeria permanente. Pronto han empezado.